Capítulo 19

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Hay mucho ruido, gente gritando, maldiciendo y quejándose. Escucho a alguien realmente molesto y como cascos chocar.
¿Qué rayos está pasando?

Moví un poco los dedos y un aroma llegó a mi nariz.

- ¡Es tu culpa!

- No tengo tiempo para tus quejas.

- No nos provoques...

- ¡Es mi mejor amiga! ¡Claro que me voy a meter!

- ¿Quieren callarse? Esta viva. Gerard se aseguró de que nada le perjudicase.

- Has de agradecer que así sea, de lo contrario no estaríamos teniendo está conversación.

- No es inteligente amenazarme en este lugar...

- Tampoco lo fue casarte con nuestra hermana. Estamos llenos de inconsistencias.

Todos guardaron silencio en cuanto me removí y solté un quejido.
El cuerpo me pesa y mis párpados se niegan a abrirse, los músculos parecen estar tensos y rígidos.
¿Acaso así se siente estar dopada?

- Hey, tranquila. Tómalo con calma - Kennet apareció a mi lado.

- ¿Qué...? - la voz me salió rasposa y sentí mis colmillos alargarse de manera involuntariamente.
Ahí está el olor de nuevo...

- ¿Por qué gritan?

- Linda, ¿Cómo te sientes? - Loan tomo mi cabeza entre sus manos y comenzó a acariciarme.

- ¿Qué hacen todos aquí? - cuestione obligándome a ser seria y abrir los ojos.

Los primeros en mi campo de visión son Kennet y Loan, los cuales parecen verdaderamente preocupados; atrás de ellos y al pie de cama se encuentra Jace y Youna, y mucho más atrás, recargado en una silla está Innek.

- Estaban preocupados por ti - soltó el hada peliblanca con indiferencia.

Lo medio observe con extrañeza. Su rostro parece fastidiado, pero en lenguaje corporal no parece demasiado molesto, aunque tampoco receptivo.

- Eres una tonta, ¿Cómo se te ocurre atravesarte? - me empezó a regañar Jace.

- Basta - les gruñí y sentí la garganta ardiente - No ahora.

Temía que esto pasara...
Tiene un par de días que no consumo sangre y sospechaba que podría descontrolarse mi lado vampírico, pero no esperé que Innek me mantuviera aquí siete días.

- ¿Por qué no salen? - les abordo Kennet, quedándose a mí costado y sobándome ligeramente la espalda, tratando de transmitir con el contacto tranquilidad.

La boca se me hizo agua y con una necesidad casi imperiosa saqué las sábanas y me moví, sintiendo nuevamente el olor que me atrae hacia algún lado. Ignore de manera estratosférica a mis hermanos y al malestar, comenzando a andar, como hipnotizada.

Alguien intento tomar mi mano y detenerme, pero desaparecí en una exhalación.

Comencé a recorrer los pasillos, buscando la fuente de mi hambre. Al encontrarlo, sentí el éxtasis en la sangre y mis movimientos se volvieron sigilosos y agresivos, derribando a la persona frente a mí.
Inhale su piel y casi grito de emoción al sentir lo caliente de la sangre, la cual se mantiene constante.

- ¿Atenea? - su voz atravesó la neblina de mi mente, haciéndome tensar y levantar la mirada.

- Th... Thim...

El resto de los Nefilim están presentes, los cuales me ven entre sorprendidos e impactados.

- ¿De dónde salió?

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