Capítulo 23

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- Y entonces la abejita paso zumbando por toda la casa...

- Baja la voz. Podría despertarse.

- No lo ha hecho en cinco días... ¿Porque la historia de una abeja le haría abrir los ojos?

- No seas imbécil.

- No lo soy, solo... Estoy preocupado.

Entre abrí los labios y solté un quejido, alertando a mis acompañantes.

- ¡Atenea! - los dos chicos se acercaron a mí y me ayudaron a sentarme en la cama.

Como pude, fui abriendo los ojos y despejando la mente.

- Toma, prueba esto. Lo mando Gerard - Thim me tendió un vaso con un líquido verde - para cuando despertaras... Dijo que tus cuerdas bucales podrían lastimarse si no se hidratan adecuadamente.

- ¿Te encuentras mejor?

Alce la vista hacia Jace y me lo encontré cargando un bulto de cobijas. Enarque una ceja y me voltee nuevamente a Thim, el cual me apremia a beber el contenido del vaso.

Se les ve cansados y agobiados, con grandes ojeras y ojos opacos, aunque contentos de que este despierta.

El menor me ayudo a subir el recipiente hasta mis labios y conforme fui tragando quise vomitar. ¡Esta cosa es viscosa y pastosa!

- Si... También dijo que podría saber mal - soltó con una mueca el ojiazul.

Lo miré mal, por lo que únicamente me regaló una sonrisa de disculpa.

- Llamaré al resto de los chicos - nos avisó Jace, alejándose un poco.

- Espera - Thim lo detuvo y estiró los brazos - préstame a la bebé. Atenea no la ha visto.

- No me tardo - Jace miro de manera alterna su celular y lo que ahora sé que es la bebé.

- No seas egoísta - Thim viró los ojos y tomo las cobijas en sus brazos. Lentamente se acercó a mi mientras Jace nos regala una mirada tranquila y llena de añoranza.

De manera inconsciente, acomode los brazos en un óvalo y Thim dejo al bebé allí, manteniéndose cerca por si mi cuerpo no resiste. Sonreí al notar el pequeño bulto que forman sus labios y su respiración pausada, así como la pelusa rojiza de su cabeza. Se nota mucho más sana y fuerte de lo que esperaba y como la vi la última vez.
La última vez...

- Esta mejor... - susurré, levantando una mano y acariciando su mejilla, la cual tiene un ligero tono rosado.

- Si... Hemos tenido suerte y una de las señoras de maternidad nos está compartiendo leche - me explico con una sonrisa tonta en los labios - además, está luchando como una guerrera.

Quise decir más, pero las palabras se atoraron en mi garganta en cuanto el bebé abrió los labios en busca del biberón y al no encontrarlo, sus pestañas se movieron y abrió los ojos, con lo que me regaló una mirada llena de confusión. Aquellos orbes grises que pensé no volver a encontrar se conectaron con los míos, haciendola soltar una especie de risa más parecida a una mueca que otra cosa.

Es... El vivo retrato de Katy.

Los ojos se me llenaron de agua y las lágrimas recorrieron mi cara, lo cual provoco que la bebé empiece a pujar y moverse, en señal de querer llorar también.

- Shh... No pasa nada... - comencé a acariciar su cabeza, lo cual provoco que me observe, analizando mi rostro.

Le regale una sonrisa y gire hacia Thim, el cual nos ve con ojos aguados.

Los Nuevos MorgensternDonde viven las historias. Descúbrelo ahora