Capítulo Especial. Daniel.

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- ¡Eres un traidor!

- ¿Cómo puedes preferirla?

- ¡Es un monstruo!

Estampe las manos en la mesa con fastidio.

- ¡Cállense!

Mi arranque de ira sólo parece molestarlos más, pero poco me importa.

- He estado escuchando sus patéticos lloriqueos toda la noche y no veo que tengan la intención de actuar. ¡Ella no está bromeando! Vendrá por tu cabeza - señale a Barth - por la tuya - pase a su padre - y por las de ustedes si no aprenden a medir con quién si o no pueden revelarse - me gire hacia los otros chicos de mi edad.

- Hijo... - mi papá suspiro con cansancio.

- No. Se creen muy superiores por ser los más fuertes en la manada, pero comparados a un híbrido, son mierda.

- Es claro que eres parcial - me recriminó nuevamente Hill.

Su padre suele ser el más reservado de los lobos del consejo, pero es claro que no conoce ni la mitad de bien a Atenea y su nueva posición. Sus hermanos y yo nos hemos acercado más, adelantándonos a los posible escenarios que pudieran darse para evitar que nos tome por sorpresa; incluso Gerard y Kostov se encuentran en cargos de poder para mover los hilos más fácilmente, aunque el hecho de que estamos tratando con una de las hadas más inteligentes de hace varios años, hace todo complicado, más aún en el nuevo mundo, como dicen doble especie. Y si tomamos en cuenta que parece tener ojos y oídos en todos lados, resulta obvia y entendible la actitud que acabamos de presenciar.

- ¡Justo por lo que la conozco sé que tenemos que entregarle a alguien! No se trata de ser amigos o no.

- Creo que debemos escuchar a Daniel - apoyo mi padre.

- Es tu hijo - obviaron dos de los otros jefes - desde luego quieres hacerlo.

- Va más allá - él los miro mal - estamos hablando de que la chica, vino acompañada de siete hadas entrenadas para pelear, y no sé si se dieron cuenta de que al menos cuatro de ellos estaban dispuestos a matarnos a todos sin problema; pero se tomó la molestia de "pedirnos" detener a quien le esta lanzando flechas, hablando metafóricamente, cuando ella puede hacerlo sin problema.
Si lo dejamos pasar, podríamos lesionar la confianza que tiene en nosotros y quedar como tontos por no hacer nada. Además, considero que esta fue la primera advertencia, la segunda será con el Rey de la Corte, el cual dudo que se porte la mitad de amable.

Agradecí la cordura de mi padre y nos observamos entre todos.

En días como hoy realmente considero que la mayoría de está gente es estúpida.

- Bien, lo pensaremos esta noche y tomaremos una decisión mañana. ¿De acuerdo? - el señor Joss White, padre de Hill, acaricio sus sienes.

Nosotros asentimos y salimos primero.

- Iré con Gerard - le informe, caminando hacia el lado contrario de nuestra casa - alguien debe decirle que las cosas están a punto de descontrolarse.

- ¿Nos veremos muy descarados si simplemente le damos nuestra palabra de que nadie la seguirá? - me pregunto papá con tono cansado - el informante es joven, no quisiera tener que matarlo...

- Creo que realmente va a querer algo que le asegure discreción, y no por ella... - peine mi cabello hacia atrás - la lengua siempre es una opción.

Mi padre suspiro con agobio, siguiendome el paso.

- Sabía que estábamos jugando con fuego, pero no pensé que nos descubrirían tan rápido.

- Debemos de cerrar filas - me detuve un momento - presiento que Atenea hará algo riesgoso y como manada, nos conviene estar con ella, porque como amigo... no puedo hacer demasiado en este momento.

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