Capítulo 10

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Cuando llegamos al hogar de Clara Margadat, los niños salieron corriendo y empezaron a jugar en el patio central. La casa resultó ser bastante bella y amplia, aunque un poco apartada de la ciudad; de color crema y minimalista, con grandes espacios y todo perfectamente estructurado, por lo que podría apostar que recibieron asesoría de profesionales.

Al ser únicamente 4 las adultas en casa, decidieron colocar una mesa cerca de la piscina para mantener un ojo en los niños y asegurarnos de que no terminen haciendo una tontería.

- ¿Te quedarás por mucho? - le pregunto Jiaz a la dueña de la casa, la cuál le dio un buen trago a su bebida.

- No... Me iré en unos días. Se supone que estaría aquí solo una semana pero los planes se alargaron un poco.

- ¿Y te llevarás a tu hijo? - le pregunto otra de la invitadas, Martha Hant.

- No creo, a menos de que él quiera - tomo un pequeño pedazo de fruta del centro de la mesa - se ha acoplado bien a su nueva escuela y no quiero que esté luchando cada año por cambiarse de instituto. Además, parece que ahora tiene varios amigos, por lo que le pediré a mi hermano que se haga cargo de Fab por un tiempo.

- Mm... Y, ¿Crees que es seguro...? - comento dudosa Martha.

Eleve ligeramente la comisura de mis labios y bebí el líquido que me han servido: jugo de frambuesa.
Esperaba que compartieran conmigo el vino, pero recordaron que soy menor de edad aquí y no quisieron verse en problemas.
¡Ja! Si supieran...

De cualquier forma, la duda que tiene la señora Martha es fundada ya que hace poco se hicieron famosos una serie de casos en los que los padre y abuelos que cuidaban a sus familiares menores habían abusado de ellos psicológica y sexualmente. Todos ellos pertenecientes a una iglesia importante aquí, en Inglaterra.
El impacto e indignación fue tal que han habido marchas y protestas para castrarlos, sin embargo el gobierno sigue valorando que hacer, respondiendo a sus leyes y normas. Las mujeres fueron las que más han armado revueltas y expresado su indignación, debido a que muchas de ellas de han dedicado a trabajar y tratar a sus hijos.

Pero bueno, dudo que Willow pudiese hacer algo tan aberrante y más tomando en cuenta como trata a la gente a su alrededor. Tal y como en la fiesta.

- Claro. Mi hijo adora a su tío... - suspiro por lo bajo y sonrió - a veces creo que quiere ser el mismo Don Juan.

- Claro, típico de los hijos - suspiro con resignación Jiaz.

- Además, yo misma crié a ese chico. Fue un dolor de trasero, pero me asegure de que fuese un hombre ejemplar.

Solté una carcajada por lo primero y continuamos platicando un rato, hasta que escuchamos a alguien acercarse.

- Buenas tardes señoritas - entro con una gran sonrisa coqueta - hermana.

- ¡Pero al fin llegas! - le sonrió la chica y se abrazaron.

- Me entretuve un poco, lo lamento - se disculpo y saludo a las señoras, para después guiñarme un ojo y tomar asiento a mi lado - ¿Y esto?

- ¿Qué cosa?

Viene de traje y camisa coral, lo cual hace que extrañamente su piel se vea como seda.

- ¿Porqué estás aquí con ellas?

- ¿No puedo? - levanté una de mis cejas.

- Sabes que eres bienvenida - sus ojos se fijaron en los míos - me refiero a porque estás en la reunión de las madres de la escuela "Great Royal Academy".

- Ah. Porque...

- ¡Nea! - Jake apareció con un libro en los brazos - ¡mira lo que tienen aquí!

Corrió hasta mi y se detuvo al costado. Me mostró el libro "De la tierra a la Luna"en pasta dura. Uno de sus libros favoritos.
Desde que aprendió a leer completamente, ha estado absorbiendo los libros, estudiando uno tras otro sin descanso, como una aspiradora. También compro algunos diccionarios, para cuando no estamos o no pueda preguntarle a alguien más lo que significan ciertas palabras.

Los Nuevos MorgensternDonde viven las historias. Descúbrelo ahora