Clarissa Johnson es acusada de aver matado a cedric diggory junto a harry potter. Voldermort la busca desesperadamente. Pero draco no dejará que eso suceda, sin querer, ambos llegan a sentir amor el uno por el otro. Pero draco siempre ha sido un mar...
Clarissa respiraba demaciado rápido y su corazón palpitaba que podía escucharlo por todo su cuerpo.
Observó a draco y jamás lo había visto con una armadura de pecho completamente negra, con sus guantes de cuero, junto con sus rodilleras y sus botas. Parecia que estaba preparado para ir a una guerra en cualquier momento.
Pero no era momento de preocuparse por una guerra, era momento de salvar lo poco que quedaba entre ellos por que sabia que en el fondo, muy en el fonde de ambos, no quería que este sentimiento se esfumara así como así.
—¿Que estas haciendo aquí?—Pregunto finalmente un draco que parecía sorprendido.
Clarissa había ensayado durante toda su trayectoria lo que le diría, pero no quería abrumarlo con explicaciones.
Y lo que estaba apunto de hacer era tan arriesgado que no sabría si en ese momento el la apartaría o correspondería. Era cuestión de dar un salto de fé.
Y sin pensarlo, como un parpadeo, como un destello lo beso.
Draco quedó estático ante ese beso, pero su cuerpo reaccionó por el y envolvió su cintura con sus manos acercandola más a el. Y finalmente se dio ante su más profundo deseo.
Al principio ambos tuvieron miedo de besarse.
Había pasado mucho tiempo desde la última vez que sus labios se concentraban con los suyos. Ambos no recordaban como besar, parecían dos inexpertos en algo que solían ser expertos. Pero después todo ese miedo se desvaneció, y fue así como sus labios comenzaron a moverse al compás del otro, perdiendo ese miedo. Como toda una ola de electricidad se extendió a través de ellos y todo lo que los rodeaba desapareció.
Su beso fue como una disculpa tan sincera, fue como sanar cada cosa que alguna vez estaba abierto.
No hacía falta hablar cuando podía expresarle todas sus emociones mediante un beso.
Y nuevamente ambos se sintieron rescatados y refugiados.
El beso no fue intenso, si no fue tierno y dulce, como si fuera la primera vez que probaban esa droga que se convertiría en una adicción por el resto de sus vidas.
Su beso fue interrumpido por falta de aire. Y cuando ambos se separaron se vieron directamente a los ojos. Ambos estaban demasiado rojos y con la respiración acelerada, casi agitada.