Capitulo 9

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Tuvo que llamar a Naruto (Hinata) y preguntarle desde que dirección quedaba su casa. Ella nunca había terminado su prueba de conducción, pero como pudo encendió el coche de Naruto y se alejó de la casa de Sara. Con los pulmones casi inflándole el pecho, tratando de recuperarse.

Pero, ¿cómo se podría recuperar de lo que acaba de suceder? Sentía mucho recelo de Sara, como si sintiera que se aprovechaba de Naruto. Como si esas ganas de Sara de tenerlo para ella sola, crearan en Hinata un dolor silencioso.

Un dolor que parecía despertar cada vez que piensan en lo que Naruto pudo haber hecho con Sara la noche anterior, o cuando lo echaba de menos y no lo tenia lo suficientemente cerca.

Lo único que la aliviaba, era que estaba en su cuerpo y eso era como poder sentirlo..., tocarlo..., respirarlo...

Hinata mira por el retrovisor, y casi siente pánico. Cierra los ojos con fuerza antes de abrirlos. Y los ojos azules de Naruto brillaban con una fina oscuridad que destilaban sus pupilas.

—Dios mío... necesito relajarme y salir a tomar un café caliente —murmuro para si misma.

Busca en el GPS la dirección de Naruto y por fin da con su casa. Cuando baja del auto luego de aparcarlo en la cochera, casi siente que un nudo tira de su cuello.

Sube corriendo hacia las escaleras que daban al pasillo de las habitaciones y se da una ducha fría. Eso le recarga las pilas, y Gregoria le prepara un café, la mejor decisión que ha podido tomar.

Minutos más tarde le lleva una tostada que ella la sumerge en la leche del café cuando Gregoria entra de vuelta a la habitación:

—Señor, ha venido a visitarlo su amigo Sasuke —le informa.

Santa madre. No otra vez. Ya no quería seguir esforzándose en charlar con nadie.

—Dile que pase —fue su respuesta.

Gregoria asiente y sale de puntillas con cierta emoción.

Al cabo de unos seis minutos, ve a Sasuke entrar por la puerta.

—Eres un hijo de puta —le dice, apenas lo ve—. No me has respondido en toda la noche de ayer.

Listo. Tendría otra conversación de mierda.

—No se de que me estás hablando... —musitó, y dejó las tostadas en el plato.

—Lo de Sara —Sasuke ve que que no se inmuta y aclara—. Lo que está haciendo contigo, tío. Es momento que consideres realmente si vale la pena hacer feliz a tu papá.

—Empezaba a olvidar que eres como un espía que estás en todas partes —mencionó ella.

—Muy gracioso. Ahora en serio, ¿te ha vuelto a ofrecer extasis? ¿en que punto estáis en vuestra relación? ¿Lo has hablado con alguien?

Hinata casi escupe el café. Se atragantó, y empezó a toser.

—¿Qué pasa? —Sasuke lo observa desconcertado—. No te estoy preguntando nada que no sepas.

—Lo sien... siento —Hinata se da unas palmadas en el pecho y trata de recomponerse. ¿Drogas? ¿Había escuchado bien? —. Hoy me estoy llevando muchas sorpresas... —confianza. Pero Sasuke la mira confuso, sin entender.

—¿Y bien? —le insiste, tomando la silla del escritorio de Naruto y sentadose frente a él.

—Creo que no quiero hablar de ese tema —farfulla, en parte era cierto, pero por otro lado no quería meter la pata—, así que no hay nada de que hablar. Yo no recuerdo muy bien lo que ha pasado anoche.

|En tus zapatos|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora