Naruto espero con dolorosa agonía mientras Hinata abría los labios y se inclinaba hacia adelante para meterse el miembro a la boca. Cuando ella empezó a abrasarlo con su húmedo calor, él soltó el aliento por entre los dientes, sus rodillas se aflojaron y se agarró al respaldo de la silla, con la mano que tenía libre, para mantenerse de pie.
Ella se separó de él con una expresión horrorizada en los ojos.
—¿Te he... hecho daño?
Naruto, se apresuró a negar con la cabeza. Hinata tragó saliva con fuerza y la erección de Naruto dio un respingo entre sus manos. Entonces ella se lamió el labio inferior y lo intentó de nuevo esta vez envolviendo el glande entero.
—Chúpame —jadeó él, mientras inclinaba la cabeza para poder ver cómo las mejillas de Hinata se hundían al succionar con suavidad. Dejó escapar un rugido suave y torturado.
Estimulada por los jadeos de Naruto, ella aumentó la profundidad y empezó a girar la lengua en tentativa exploración. Tenía la boca tan abierta, porque casi no podía acomodarse a su grosor. Esa imagen era más que suficiente para eliminar de su cerebro todo pensamiento racional.
—Me voy a mover —espetó él—... no te asustes.
Sus caderas empezaron a balancearse hacia adelante para entrar cada vez más en la boca de Hinata, mediante suaves, medidas y delicadas embestidas. Ella abrió los ojos un poco más, pero no se retiró ni protestó, al contrario, respondió con una constante disminución de sus dudas.
—Dios, Hinata...
Liberó su miembro y metió su mano por entre sus piernas para acariciarla ahí abajo. Hinata gimió y él la tocó con más intensidad; se esforzó para concentrarse en ella. Empapada y caliente, ella se fundió entre sus dedos. La sensación era fantástica, su interior era puro satén y Naruto suspiro cuando deslizó uno de sus dedos en el interior de ella. Dio un paso atrás luego de unos segundos y su erección salió de la boca de Hinata con un golpe suave y húmedo.
Ella movió un poco la mandíbula y se pasó la lengua por los labios. Sus ojos grises-violetas se oscurecieron peligrosos.
—Ya ha llegado la hora —se dirigió a ella con voz entrecortada.
Hinata se estremeció, por qué Naruto la miro como si fuera un banquete servido para él.
Ella lo miro de vuelta, la punta de su erección goteaba y percibió el sabor de Naruto en su boca. La sensación había sido muy distinta a la que esperaba.
Hinata creía haber superado la inocencia virginal que quedaba de ella.
Lo que acaba de hacer no tenía nada que ver con lo que ella había imaginado, en absoluto. Lejos de sentirse utilizada, ella había sido la que lo había devastado. Lo podía presentir en su forma de respirar y en el débil sonido de su voz.
Había mucho poder en el acto de poseer a un hombre.
Ahora entendía porque le gustaba tanto a Sara lo que hacía.
Ese poder de tener a la persona que te gusta debajo de tus pies, suplicándote más. No te lo daba cualquier otra cosa.—Suéltame —le ordenó ella, deseosa y sin aliento, queriendo saber hasta donde era capaz de llegar.
Él negó con la cabeza y empujó la silla de su escritorio hacia atrás hasta que quedó apoyada sobre las patas de atrás, contra la pared cubierta de papel damasco. Hinata gritó al sentir la falta de equilibrio y, entonces, comprendió sus intenciones. Al mover la silla, conseguía un ángulo perfecto, y su sexo abierto quedaba a merced de su erección.
Con la mano, presionó su erección contra ella al tiempo que flexionaba las rodillas para posarse sobre sus piernas.
Hinata fue incapaz de reprimir un quejido de anticipación. Aquella descarada y deliberada provocación la hacía sudar y jadear en busca de aliento.
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|En tus zapatos|
FanficDicen que cuando pides un deseo: a veces esta el demonio. Para joderte la vida, solamente. Una historia tan divertida y dramática tiene muchos demonios y hay que estar alerta a no caer en sus garras. Por suerte, no hablamos de uno literalmente; Hi...