Con un suave siseo, ella lo apretó. Él maldijo en voz baja y se estremecio, viendose traicionado por su cuerpo.
De repente, Hinata comprendio que él estaba tan indefenso como ella. Todo con la relación de ambos se volvía cada día más tortuoso y posiblemente terminaría todo sucumbiendo. A pesar del control externo que Naruto mostraba, había terminado la velada con un acercamiento completamente distinto y había pasado a un evidente deseo. Incluso ahora, sus dedos la acariciaban en las caderas, sus piernas se apretaban contra las de ella y su respiración fatigosa sonaba profunda en la habitación.
Al darse cuenta de que no se encontraba sola en aquella inesperada fascinación física, se relajo y se hundió en la cama con un gemido. No fue una rendición, sino un punto muerto.
La boca de Hinata se curvo en una sonrisa.
Al cabo de unos instantes, Naruto se levantó y se llevo la taza de cafe a los labios y miro por la ventana hacía la avenida St. John que estaba junto a un monton de tiendas y edificios que iluminaban los hoteles. Respiraba profundamente y de forma regular, con los pensamientos plenamente centrados en despejar su mente. La excitación y la expectación la recorrían en las venas y se esforzo a consciencia por moderarlas.
Control. ¿Dónde estaba? No tenia duda de que cuando estaba con Naruto era el amor lo que la impulsaba.
A la mañana siguiente; Naruto cruzo la concurrida calle y entro por las avenidas, para llegar a tiempo donde Hinata trabajaba intensamente. La idea de verla ocupada en su mesa hizo que el corazon se le acelerara. Adoraba a las mujeres inteligentes, y Hinata era más astuta que la mayoría. También era mucho mas dura de lo que parecia a simple vista.
La única vez en que ella podía ser realmente vunerable era cuando estaba junto a él, así que la mantenía cerca una y otra vez, absorbiendo el flujo de sus pensamientos y recuerdos. Entrecerró los ojos mientras el corazón se le hinchaba de gozo. Desde que la habia conocido, se había sentido el ser más feliz que habria pensando que era posible. Era eso por lo que tenía pensando descubrir si lo que sentía por Hinata sería para "siempre".
—Buenas tardes, Naruto —le saludo Temari, con una sonrisa insinuante.
—Hola, Tema —saludo de vuelta, con semblante serio.
Naruto entro detras del mostrador sin llamar, poniendo en marcha un encanto sencillo que evitaba que cualquiera que pasará viera lo que hacía a traves de la pared de cristal del despacho. Hinata levanto la vista, arqueo una ceja y dejo el boligrafo en la mesa,
—Naruto.
Su nombre. Una palabra. Con aquél suave ronroneó, constituía un afrodisíaco y él no era para nada inmune a la voz de ella.
—Hola, cielo —sonrió al notar cómo se estremecía ella. Tampoco ella era inmune.
—Estoy ocupada, ¿que haces aquí?
—Estás a punto de estarlo —confirmó él, apartando a un lado su taza de te y haciendo aparecer en la mesa una caja hermosamente envuelta.
La boca de ella se curvo con una sonrisa sensual que hizo que la sangre de Naruto se calentara.
—¿Un regalo? Qué encantador.
Sus largos y elegantes dedos tiraron del lazo tornasolado de color lavanda y arracaron el envoltorio azul marino. En el interior habia una ornamentada caja de madera. El vio como la yema de su indice recorria la frase que habia tallada en ella: "Solo persiguiendo tus sueños, conoceras la verdadera felicidad".
Hinata no dijo nada, pero él la observo con ojos de cazador y se dio cuenta de la repentina lágrima que escapaba de sus ojos y caía sobre su blusa blanca. Ella levanto la mano para llamar su atención sosteniendo en alto un certificado de estudio para el ingreso de la reposteria mas famosa de la ciudad.
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|En tus zapatos|
FanfictionDicen que cuando pides un deseo: a veces esta el demonio. Para joderte la vida, solamente. Una historia tan divertida y dramática tiene muchos demonios y hay que estar alerta a no caer en sus garras. Por suerte, no hablamos de uno literalmente; Hi...