Capitulo 17

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Hinata, veía en la portátil de Naruto su serie de fantasía favorita mientras esperaba ansiosa en la habitación del chico, esperanzada a que todo hubiera resultado de la mejor manera posible.

La protagonista era una asesina despiadada, y estaba teniendo una aventura secreta con un mago que era el sobrino de la reina, y usaba su influencia y sus poderes para aprovecharse de la chica.

Frustrada, Hinata apartó la portátil.

¡Maldita sea! Todo lo que veía sentía que estaba siendo contaminado por Naruto.

Basta. Apenas Naruto llegará a la habitación le iba a decir que la llevara de vuelta a casa. De repente, se dio cuenta de que Naruto tenia una bicicleta elíptica, la estática, en el otro extremo de su inmensa habitación. Así que quiso quemar su frustración corriendo un poco en la cinta.

Y cuando estaba toda sudorosa, los recuerdos de la noche anterior era muy nítidos. Podía ver el brillo dorado en los ojos azules de Naruto, oler su colonia, sentir sus brazos en torno a ella, las manos de Naruto deslizándose por todo su cuerpo...

Se le cerró el pecho y tropezó con la cinta de correr, el mundo que la rodeaba volvió a ocupar su lugar, pero en una pulsación de color y ruido que no tenía sentido. Le latía la sangre en las orejas y el pulso se le había acelerado, tanto que apenas era consciente.

—Concéntrate en la respiración —le dijo una voz tranquilizadora en su oído.

Hinata obedeció la voz y nado a través del pánico, recuperando el control de su respiración. Su visión se aclaró por fin, se alivió la compresión en su cabeza y se le abrieron los bronquios.

Cuando se dio cuenta, se volvió para mirar que Naruto la estaba sujetando. Sus ojos azules parecían preocupados.

—¿Te encuentras mejor?

Asintio, con el bochorno inundándola al levantar la vista. Se soltó suavemente de su mano.

—Lo siento.

Él negó con la cabeza.

—No lo sientas. Me alegro de haberte pillado antes de que cayeras de la cinta. Pero va a salirte un buen moretón en la rodilla —hizo un gesto hacia ella.

Hinata bajo la mirada, y miró el dolor. ¡No otra vez! Hizo una mueca, doblando la pierna.

—Vaya.

—¿Segura que estas bien? Se reconocer un ataque de pánico.

Ruborizándose por dentro, negó con la cabeza, porque no quería atraer los recuerdos que le habían provocado el ataque.

—Estoy bien, de verdad. Solo ha sido un día muy tenso.

—Venga —le dijo, tomándola de la mano—. Vamos a la cocina por un café.

Hinata se agarro a él con fuerza y todavía un poco aturdida. Bajaron por las escaleras hasta dar con la cocina. Se sentía como una niña a quien un padre trataba de ayudar cuando tenía un problema.

—¿Tu padre nunca deja de trabajar? —le preguntó ella, curiosa.

Naruto se repantingo sobre la puerta, y le hizo un ademán con la mano para que ella misma se sirviera el café.

—¿Podrías hacer otro más? —preguntó con la cabeza en la cafetera.

—¿Cómo lo quieres?

—Leche. Una de azúcar.

—Y yo que esperabas que dijeras "solo"

—Sí alguien está sola aquí eres tú —se burló él, y le saco la lengua.

|En tus zapatos|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora