Naruto quiere gritar. Abre la puerta de la habitación y avisa a Gai sobre la nota. Casi no puede respirar. Esta hiperventilando. Noto que el corazón le latía con fuerza y se sintió mareado, como si estuviera atrapado en el calor y en el frío al mismo tiempo.
—¿Te encuentras bien, chico? —Gai, lo ayudó a mantenerse de pie. Y lo sentó en el borde de la cama.
El silencio se apoderó sigilosamente de la habitación como una enfermedad. Naruto sabía que debía contestarle al agente, pero simplemente no pudo. Tenía la garganta cerrada. Los labios hinchados de tanto mordérselos a causa de la ansiedad.
—Estoy mareado —dijo después de un rato, llevando la mano a la frente y apoyándola en su pierna.
Otro silencio, Naruto sentía que la pared se aplastaría contra él. Gai le pasa el vaso de agua de la mesita de noche y lo hace beber un sorbo de agua.
—Está carta es espantosa —comentó, con ojos cálidos.
El silencio pareció volverse gélido.
—Le dije que esa chica estaba loca, ustedes creyeron que decía la verdad.
Gai agitó la pistola en su mano y la dejó sobre la mesa de noche.
Miro la carta tratando de interpretar las palabras.—Realmente me sorprende los pensamientos de esta chica —musita—. Me temo que igual no están claras las iniciales. Esto lo enviaré a mis superiores.
—No esta bien. Sara no está nada bien, y si creen que dice la verdad son todos unos tarados. Por más que ella misma quiera creerse esta fantasía...
Gai levantó la mano izquierda. Naruto vio que llevaba puesto sus guantes negros de cuero.
—Puede que tengas razón —dijo Gai con una leve sonrisa—. Esto no se ve tan malo. Lo más seguro es que ella no esperaba que encontraras la carta tan pronto, y se ha juntado todo.
—¿Para que cree usted que esté haciendo todo esto? ¿Para desquitarse? —soltó Naruto.
Miro fijamente la pistola e intento recordarse a sí mismo por qué estaba el oficial ahí. Para que no hubiera ninguna clase de confrontación.
—Es posible —comentó Gai, que se levantó de su lado y se sentó en el sillón que estaba situado frente a la cama de Naruto.
Naruto respiro profundo, y trato de recuperar su tono experto. Firme. Sin temor. Sin arrepentimientos. Sin criticas. Era como si lo hubiera encontrado bajo una piedra en lo más profundo de su interior.
—Creo que Sara tendrá que ser más precisa —indicó—. Si es que quiere desquitarse de mi de esta manera, lo más seguro es que trate de lastimarme de una forma menos apropiada.
—Hum —mustio pensativo el agente—. Pues es una lástima que no tuvieras este criterio antes. Porque le has dejado la oportunidad, la pequeña oportunidad de joderte —negó con la cabeza.
—Evidentemente no le di suficiente —replicó Naruto tras inspirar.
—De acuerdo. Lo reconozco —dijo el señor Maito con una sonora carcajada—. Posiblemente Sara tiene en mente que no ha terminado contigo. Que quizá aún existe un acuerdo entre ustedes. ¿Cómo has podido caer en manos tan peligrosas? De todas formas, Uzumaki —Gai se levantó del asiento, tomó su arma con cautela y la guardó dentro de su pantalón, disimuladamente —. Todo tiene un equilibrio. Mañana temprano llevaré esto a la comisaría. A primeras horas de las 10 estaré de vuelta para seguir tus pasos.
—Bien —respondió con frialdad y se volvió.
Gai toca el pomo, pero se detiene meditabundo.
—¿No crees qué hay iras que duran toda la vida? Sara está cociendo en fuego lento su rabia hacia a ti, día tras día, semanas tras semanas. —dijo Maito.

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|En tus zapatos|
FanficDicen que cuando pides un deseo: a veces esta el demonio. Para joderte la vida, solamente. Una historia tan divertida y dramática tiene muchos demonios y hay que estar alerta a no caer en sus garras. Por suerte, no hablamos de uno literalmente; Hi...