Naruto mira alrededor con asombro, mientras contempla el desorden.
—¿Donde...? ¿Esta es mi habitación? Oye, Sasuke, ¿por qué no duermes aquí conmigo?
—Tal vez —replica mientras lo conduce a su cama.
Resultaba raro apoyarle una mano en la espalda. Percibió la calidez de su cuerpo a través de la fina superficie de lino de su camisa, Sasuke notó como sus músculos se flexionaron.
No le parecía apropiado como se sentía al tocarlo, como si fuera otra persona en lugar de su amigo. Por suerte, no necesito que lo animara para tumbarse sobre el colchón, con la cabeza sobre la almohada, mientras su cabello rubio se despliega como el plumaje de un heráldico. Naruto lo mira con unos ojos del color del Mar Caribe, terribles y hermosos al mismo tiempo.
Sasuke mismo podía ver su reflejo en ellos.
—Por un momento —dice—, me pregunte si habrías querido ayudarme.
Sasuke pone una mueca.
—¿Y qué te hizo pensar lo contrario?Naruto sonríe.
—Qué me quieres mucho.No pudo evitar sonreír. Naruto tenía la capacidad de hacer cumplidos o comentarios que escuecen. De igual modo que puede decir algo que resulte ofensivo, expresando de tal forma que parece justificado.
Sus miradas se cruzan y de pronto se siente una chispa extraña.
—Oye —le dice Naruto—. ¿Y si nos besamos para romper la tensión? —murmura ebrio y turbado—. O bésame hasta que nos hartemos.
Sasuke siente las palabras como una patada en él estómago. Aunque no puede evitar reírse de la idiotez. Naruto se echa a reír al ver su cara, un sonido cargado de mofa. Aunque Sasuke no imagina de quien de los dos se estará riéndo.
Al cabo de un instante, cierra los ojos. Su voz se convierte en un susurro, como si estuviera hablando solo:
—Espero no haber causado problemas... quizá mañana ni recuerde —entonces se quedó dormido, pero Sasuke sería incapaz de pegar ojo.
Sasuke se pasó la mañana entera sentando en una silla apoyando sobre la pared.
Aunque está en el otro extremo del cuarto, su mirada se posa a menudo sobre la cama y sobre el chico que está durmiendo en ella.
Tiene los ojos cerrados, la corta melena rubia desparramada sobre la almohada. Al principio, parecía incapaz de encontrar una postura cómoda: no paro de enredarse los pies entre las sábanas, pero al final su respiración se serenó. Naruto era disparatadamente atractivo, con unos labios suaves, entreabiertos, y unas pestañas largas que cuando cierra los ojos apenas rozan sus mejillas.
Sasuke estaba acostumbrado a verlo, pero no a su vulnerabilidades. Resultaba incómodo verlo sin sus llamativas prendas, sin su lengua viperina, sin su carácter impulsivo y su mirada siempre tranquila, a modo de coraza.
Durante toda su amistad, al comienzo una rivalidad inmaculada, siempre trataban de ponerse en lo peor. Sasuke le establecía órdenes para impedir que lo eluda, pero al mismo tiempo quería que lo ignorara y se deshiciera de él: y lo único que consiguió de Naruto es que jamás se separó de su lado.
Para Naruto ningún problema era suficiente.
Recuerda una vez un paseo que dio con él en los jardines de su casa al anochecer. Se había detenido a oler una rosa blanca e inmensa salpicada de puntos carmesí. Naruto sonrió y lo miro con una ceja enarcada, pero él estaba demasiado nervioso como para devolverle el gesto.Se había sentido como un tonto al creer que podría conjurar una docena de límites.
—No te creas que me darás órdenes —formuló Sasuke.
ESTÁS LEYENDO
|En tus zapatos|
FanfictionDicen que cuando pides un deseo: a veces esta el demonio. Para joderte la vida, solamente. Una historia tan divertida y dramática tiene muchos demonios y hay que estar alerta a no caer en sus garras. Por suerte, no hablamos de uno literalmente; Hi...