Capitulo 4

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—Lo se, es extraño —comenta él, desviando la mirada—. Sólo creí que podía ser eficaz.

Hinata abre la boca para protestar cuando de pronto se materializa a su lado una sirvienta como si fuera un fantasma denso y de gesto adusto, muy arrugada y demasiado mayor para trabajar ahí.

—Señorito Namikaze –dice la anciana, que tiene pinta de llamarse Shopie o Anne o algo así. Ejecuta una reverencia frente a ella y milagrosamente no se le cae la dentadura encima de su plato. Naruto (Hinata) intercambia con ella una mirada de incredulidad—. Su padre le ha dejado un mensaje esta mañana. Quería saber si asistiría al baile de esta noche en la fiesta de la señorita  Regina.

Hinata (Naruto) se queda paralizada con la boca abierta, congelada en un sonido vocálico y Naruto (Hinata) muestra una sonrisa de satisfacción.

—Oh, estaría encantado —se adelanta él—. Lleva toda la tarde esperando precisamente eso.

La anciana mira a Naruto (Hinata) consternada.

—Ah, disculpe —le dice—. Soy amiga de Naruto —miente.

—Yo... —empieza Hinata, pero se interrumpe y sonríe pese a que está perforando a Naruto (Hinata) con la mirada—. Por supuesto. Tendré mucho gusto.

—Excelente —contesta la anciana, y acto seguido se vuelve y hace una seña a sus espaldas.

Y ahí estaba de vuelta, mirándose así misma en carne y hueso. Con una belleza diferente y con ese saco gris que nunca le pareció que hacía juego con su estilo.

—¿Qué dices? —insiste, y ve mover sus labios de forma lenta.

No sabe porqué, tuvo la necesidad de girar el rostro y mirar su reflejo en uno de los espejos que descansaba encima de un aparador lleno de botellas y copas.

Clavo la mirada en la imagen de Naruto, y siente que se le difunde por el pecho una sensación extraña, como si se tratara de adrenalina. Llevaba aproximadamente medio año siendo la víctima de las humillaciones de Naruto, y ahora imaginarse besarlo. Su rostro, para exasperación de ella, era realmente atractivo y simétrico.

Sabia que Naruto siempre la trataba como si fuera cualquier clase de basura que consiguiera en la calle, o como si fuera alguna chica que había arruinado alguna parte importante de su vida. Ella parpadea, se reprime y observa como Naruto (Hinata) se acerca a ella con su rostro, que ahora que lo veía desde otro plano era realmente perfilado y muy guapa.

¡Ostia, era muy guapa!
¿Por qué nunca nadie se lo dijo?

Por un momento quiso desmayarse. Pero cuando siente la proximidad del chico se ruboriza.

—Esto... estoy segura de que eso no servirá de nada —responde ella y entrelaza las manos con cautela, como si temiera que él estuviera gastándole otra clase de broma.

No puede evitar sentir que la sonrisa en su rostro resultaba demasiado neutra, lo cual resultaba aún más irritante.

—Hinata —dice él con ese tono de voz, tan pijo—. No encuentro otra manera de solucionar esto.

Hinata ( Naruto) vuelve a servirse de la bandeja otro poco de champán y se lo bebe de un solo trago.

—Por lo que pare... parece, no has considerado otras opciones —responde ella, con una sonrisa nerviosa.

—No de forma tan trascendental, ciertamente —confirma él.

Lo más irritante de todo es que Hinata sabia que hacía todo eso para burlarse de ella. Y que Naruto la odiaba tanto como ella a él (como debía ser, ya que ambos eran los antagonistas uno del otro) pero se niega a dejarlo de forma notoria.

|En tus zapatos|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora