Capitulo 19

230 25 17
                                    

Hinata salió después de estar al menos medía hora encerrada, intentando calmarse y recomponerse. No podía dejar que la situación llegara tan lejos.

A lo mejor debía mudarse.
Sintió un dolor en el pecho al imaginarse pensar en dejar a Naruto y que todos pensaran que era una cualquiera. ¡No! Todo estaría bien.

Gruñendo, se recompuso todo lo que pudo y se sentó de nuevo al lado de Kiba, sin atreverse a mirar a nadie, hasta que empezaron los murmullos y se dio cuenta de la mirada burlona e interrogante de todos.

No vio a Naruto por ningún lado, y cuando le preguntó a Sakura por él, le explico que había salido del bar a hablar con Sara. La cabeza le zumbó y tardo un buen rato en conectarse e intentar saber que hacer. Pero no podia dejar de pensar en Naruto y su boca, en su pecho, entre sus piernas. Por el amor de Dios, podía olerlo y sentirlo.

Y simuló no sentir nada de eso cuando él regresó a la mesa pero esta vez sin Sara. De hecho, no le dirigió la palabra.
No dijo nada a nadie.

Y Naruto tenía cara de perro y de muy mala ostia.
Sólo pudo observarlo con discreción cuando le hablaba al oído a Sasuke y a Shino y al parecer eran los únicos que posiblemente sabían la razón. Kiba la observó perplejo durante el resto de la noche, probablemente preguntándose porque había desaparecido su buen humor, y ella le evitaba la mirada a Sakura y a Ino. La evitó durante toda la noche en el bar.

Cuando acabo la velada, Naruto hizo lo que prometió, la subió a un taxi, sin embargo, Sakura se metió con ella en el coche, antes de que ambos se dieran cuenta.

Durante todo el trayecto siguió evitando mirarla.
Incluso cuando se bajó del taxi, Sakura hizo lo mismo y no pudo seguir evitando la charla que venía a continuación.

—Entonces, ¿no vamos a hablar de eso? —preguntó Sakura, siguiéndole por toda la esquina.

Hinata la miro por encima del hombro, simulando ignorancia.

—¿Hablar de qué, Sakura? ¿No tienes que irte a tu casa?

Le lanzó una mirada de exasperación.

—Sobre el hecho de que Sara estaba furiosa cuando salió del bar. De que Naruto tenía cara de pocos amigos cuando Kiba te beso, que luego te siguió hacia la sala de personal y no volvió en veinte minutos, y cuando lo hizo tenía aspecto de que lo hubiera atacado una mujer encerrada en una habitación sin un vibrador ni un hombre en diez años.

Hinata no pudo evitarlo y se echó a reír por la imagen.
A Sakura no le hizo puta gracia.

—¡Hinata! En serio, ¿qué está pasando?

La risa se extinguió de sus labios.

—Follamos, ¿vale? Ya hemos follado antes. El día que fui a ver su partido y me quede en su casa. No te lo conté por que tenía miedo. Y hoy nos hemos besado. Paramos. Y Sara nos descubrió. No va a volver a ocurrir.

—¡Cabrona! —le espetó Sakura, indignada—, no puedo creer que me hayas ocultado todo esto. Además, Naruto parece ser que no retrocede si piensa que estás interesada.

—No estoy interesada... —Sí que estaba muuuuuy interesada.

—Creo que estás enamora...

—Sakura. —se volvió de repente, con los nervios al máximo—. Para, ¿vale? No quiero hablar de esto. Y no me sigas más.

Sakura refunfuño, parecía una niña a la que acababan de quitar su muñeco favorito.

—Pero...

—Sakura.

|En tus zapatos|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora