Se puso tenso ante la última exigencia de Hinata. ¿Por qué le asustaba tanto ser amigo de ella?
También podía deberse al interés que sentía cuando estaba cerca de esa chica. Las miradas que se dedicaban a veces sugería que estaba motivado por otro tipo de placer.
Pero esa posibilidad lo asustaba mucho más que aceptar ser su amigo. Especialmente cuando ya había sentido un asesino estado de fijación. Se había mantenido muy estable durante los últimos ocho meses. No podía ahora fijarse en otra persona, cuando ya estaba en una relación.
Hinata era atractiva. Y es una amenaza que él siempre tuvo presente. Estaba claro que debía muchas veces tratar de negarse a la idea de querer pasar más tiempo con ella.
Por otro lado, existía la posibilidad de que sucediera en algún momento. Y mientras se dirigía a la cena de los conocidos de su padre, casi sentía la necesidad de salir corriendo, puesto que ya se sentía entre la espada y la pared.
Cuando llego a la casa, fue muy consciente de las miradas que lo seguían, la de las tantas personas importantes que se habían reunido en la casa de los padres de su novia.
La mayoría de las chicas del instituto estaban celosas de ella. Y muchas veces lanzaban comentarios con envidia.
Sara era una chica muy guapa. De esas que podías encontrar fácilmente en Instagram con un perfil de lujo, y un cuerpo que se llevaba todos los likes de cualquier chico.
Maldita sea. ¿En que narices estaba pensando? Sara siempre quería verlo, y no precisamente para cenar.
Pero, solo porque a ella se le cayese la baba con él, no significa que a él le sucediera lo mismo con ella. Aquel babeo se había acabado hace meses de parte de él, pero tampoco encontraba la forma de hacérselo saber.
Tenía que hacer algo con su energía nerviosa.
—Por fin has venido —lo saludo Sara, mordiéndose el labio inferior con pretensión.
Hacia bastante semanas que no se reunía con ella, y había olvidado el aura de "folla conmigo" que la rodeaba. Naruto se sentó sobre el afelpado sofá apoyándose en uno de los cojines.
Sara permaneció de pie, mirándolo intensamente durante unos segundos antes de quitarse el saco gris y colgarlo en la percha detrás de él.
Joder. Sara era una hermosura. Y estaba terriblemente buena, con ese vestido rojo que se ajustaba por encima de su escote.
—¿Por qué has tardado tanto? —se lamió los labios, cuando formuló la pregunta. Se sentó a su lado, pero eso no fue todo—. La cena estuvo realmente aburrida. Ya sabes...
Cuando Sara subió una de sus piernas sobre las de él, no pudo evitar mirar sus muslos y la piel desnuda debajo de su vestido.
Dios, siempre se metía en un lío.
—He tardado porqué me pase la noche buscando esto —se metió la mano en el bolsillo de su pantalón, y saco el collar de plata que a Sara se le había quedado hacía dos semanas en su habitación—. Quise traerlo, ya que he pensando durante toda la semana que...
—!No, por favor! —Sara le colocó un dedo sobre los labios para que se callara en un gesto muy sensual. Cogió el collar de sus manos y lo lanzó sobre la cama sin mirarlo—. No necesito esto, ¿y tú?
—Cielo, es que...
—Para —le pidió, con un suspiro—. Se lo que tratas de hacer. Pero ya te lo he dicho. No te librarás de mi tan fácilmente.
—Sara —los ojos de la chica se agrandaron ligeramente cuando pronunció su nombre—. Es algo que necesito hablar contigo.
—Pero yo no —le corrigió, con un ligero matiz irritado en la voz—. ¿Cenaste? Puedo decirle a la cocinera que te prepare algo.
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|En tus zapatos|
FanfictionDicen que cuando pides un deseo: a veces esta el demonio. Para joderte la vida, solamente. Una historia tan divertida y dramática tiene muchos demonios y hay que estar alerta a no caer en sus garras. Por suerte, no hablamos de uno literalmente; Hi...