Capitulo 21

170 19 10
                                        

Sakura ha pedido una botella de champán, y empieza a rociar a Naruto con ella, y Hinata, con un ataque de risa, se pone de pie en su silla y lanza un grito animado, Ino, con las lágrimas recorriéndole por el rostro, está totalmente enajenada, y Kawaki ya está subido del todo a la mesa, bailando con Sakura, y luce una marca rosada de pinta labios en su cabello.

De pronto, Hinata siente que alguien le tira del brazo; es Sasuke que intenta arrastrarla al escenario. La coge de la mano y la hace girar en una pirueta. Él se pone una de las rosas entre los dientes, y ambos observan la actuación de Naruto sintiéndose el uno al otro. Bajo las múltiples capas de alcohol que lleva encima, Hinata percibe una clara sensación que irradia Sasuke, la idea compartida por ambos de lo infrecuente y maravillosa que es esta versión de Naruto.

Naruto está cantando de nuevo por el micrófono, entre trompicones, y lleva la ropa tan empapada en champán de forma confusa, pero sexi. De repente levanta la vista, con una mirada borrosa y cachonda, y la clava de manera inconfundible en Hinata, que está en un extremo del escenario sonriendo de oreja a oreja.

I wanna make a supersonic man out of youuuu!

Cuando termina, hay una fuerte ovación esperándolo, y Sasuke, con una mano firme, y una sonrisa pícara, le revuelve el cabello pegajoso de tanto champán. Se lo lleva hasta la mesa, lo sienta al lado de Hinata, él la obliga a sentarse también, y los dos explotan en una mezcla de carcajadas y zapatos caros.

Los observa a todos. A Kawaki, con su ancha sonrisa y resplandeciente a causa de la euforia, la curva de la cintura y la cadera de Ino, y la sonrisa de rockera punk que pone al chupar la piel de una lima. Las largas piernas de Sakura, una de ellas subida en la mesa y cruzada por encima de las de Sasuke, enseñando el muslo. Y Naruto, sonrosado, juvenil y esbelto, con una postura despreocupada y abierta, la cara siempre vuelta hacia Hinata, la boca sonriente y franca.

Se vuelve hacia Kawaki:
—La verdad es que Hinata es lo mejor que me ha pasado —le dice con voz gangosa. Kawaki lanza una carcajada sonora, y le mete una servilleta en la boca.

Hinata no se entera de gran cosa durante la siguiente hora: la parte trasera de la limusina, Sakura y Naruto peleándose por sentarse cerca de ella, un restaurant de comida para llevar sin bajarse del coche y Ino gritándole al oído.

—¡Una hamburguesa con todo! ¿Has oído que he pedido una hamburguesa con todo? ¡SASUKE DEJA DE REÍRTE!

Llegan a un hotel, tres habitaciones reservadas para ellos en la última planta, Hinata atraviesa el vestíbulo echada encima de la ancha espalda de Sai.

Se encaminan hacia sus habitaciones tambaleándose y con las manos manchadas de salsa de la bolsa de hamburguesas; Sakura les repite continuamente que bajen la voz, pero lo cierto es que ella hace más ruido que cualquier de ellos, de modo que al final es lo comido por lo servido.

Sasuke, perpetuamente la única voz sobria del grupo, elige un de las suits al azar deposita a Sakura y a Ino en una enorme cama y mete a Shino en la bañera vacía junto con Sai.

—Supongo que vosotros dos sabréis arreglaroslas solos —le dice a Hinata y a Naruto en el pasillo con un brillo travieso en los ojos al tiempo que les entrega una tercera llave—. Yo tengo la intención de ponerme un delantal  e ir a investigar esas patatas fritas en batido de las que me hablo Sakura.

—Sí, Sasuke, nos comportaremos tal como corresponde —asegura Naruto con el cuerpo un poco tembloroso.

—No seas gilipollas —replica él, y acto seguido le da un abrazo a cada uno y se pierde en el recorrido del pasillo.

Teniendo a Naruto riendo y resoplando contra su nuca, Hinata abre la puerta de la habitación con gestos torpes. Los dos chocan primero contra la pared y después se dirigen hacia la cama dejando diversas prendas de ropa por el camino. Naruto huele a colonia cara y a vodka y también a una esencia característica suya que no lo abandona nunca, limpia y generosa. Su pecho resulta ser tan ancho como su espalda, llegados al borde de la cama, lo abraza desde atrás y le cubre las caderas con las manos, apenas.

|En tus zapatos|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora