No fue al picnic.
Bueno, fue, pero no fue.Estupefacta por la forma en la que se habían estado relacionando los últimos días, no sabía que pensar. Estaba desconcertada. Y muerta de miedo.
Así que tomo la vía cobarde y le pido ayuda a Ino —al tiempo que también le mentía sobre la razón— para salir del berenjenal al tiempo que pareciera que no quería salir del berenjenal...
Llegó el jueves y amaneció caluroso, y en el tiempo libre de las clases fueron a un parque situado junto al instituto.
Sasuke, Sai, y el tal Shino estaban ahí cuando se acercó Hinata y Sakura, entre los sonidos de risas, niños gritando y perros ladrando crearon una feliz banda sonora en escena.
—Vaya... —miró las dos cestas que había traído Naruto—. ¿Llamas picnic a esto?
Naruto, que se había levantado al ver que se acercaban, hizo un gesto orgulloso hacia las cestas que descansaban sobre una preciosa manta de felpilla. Parecía desconcertado.
—Sí —puso ceño—. ¿Cómo lo llamarías?
—Un restaurant de tres estrellas en la hierba.
La comisura de su labio se curvó en un gesto de irónica diversión.
—Le pedí a Gregoria que lo cocinara.
—Creo que se está burlando de ti, y de todo tú dinero, Naruto —Sakura le sonrió—. Es un poco demasiado.
Naruto soltó un ruido de descontento.
—Es un maldito picnic. Siéntate. Come y calla.
Sakura rio y se dejó caer al lado de Sasuke, que le pasó un brazo por el hombro y la apretó a su costado.
—Me alegro de verte, Saku.
—Sí, yo también —le sonrió, pero se separó un poco, haciendo que Hinata levantara su ceja. ¿Qué pasaba con eso?
—¿Y bien?
Levantó la mirada a Naruto y lo vio tendiéndole la mano, con un deseo no disimulado en las pupilas.
Y Ino la salvo con una sincronización perfecta.
Su móvil sonó, y puso cara de disculpa al sacarlo del bolsillo.
—Ino, Hola.
Se volvió y dio unos pasos para impedir que pudieran oírla al otro lado de la línea.
—Tengo una emergencia —respondió en tono monocorde—. Cancela el picnic.
—Oh, no, estás de broma —le siguió la corriente, sonando maternal y tranquilizadora—. ¿Estás bien?
—Cielo santo, Hina, pensaba que sabías mentir —Ino refunfuño—. Estás hablando como una alienígena.
Apretó los dientes, sin hacer caso.
—Claro, puedo hablar. Espera un segundo.
Se tomó un momento, tratando de exudar preocupación humana al volverse hacia Naruto y el resto del grupo. Tuvo impresión de que estaba poniendo más cara de pocos amigos que de preocupación, pero bueno.
—Lo siento, chicos, por desgracia tengo que irme.
Sakura se incorporó, preocupada.
—¿Todo va bien? ¿Necesitas que venga?
—No, estoy bien. Ino solo necesita alguien con quien hablar. No puedo esperar. Lo siento —aventuro una mirada a Naruto y descubrió que no sólo la miraba, sino que la estudiaba con suspicacia. Bajó rápidamente la vista—. Hasta luego.
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|En tus zapatos|
FanfictionDicen que cuando pides un deseo: a veces esta el demonio. Para joderte la vida, solamente. Una historia tan divertida y dramática tiene muchos demonios y hay que estar alerta a no caer en sus garras. Por suerte, no hablamos de uno literalmente; Hi...