Capítulo 55

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Klaus miró a su esposa, estaba con la pequeña Malinka.

―¿Pasa algo? ―le preguntó ella.

―Yo... Yo necesito hablar contigo.

―¿Pasa algo malo?

―No, no... ¿Te gustaría ir a pasar el Año Nuevo a Chile, con tu familia?

―Pero eso es en tres días.

―Dime, ¿te gustaría?

―A ver, Klaus, hace mucho decidimos quedarnos aquí estas fiestas.

―Imaginé que quizá querrías visitar a tu familia.

―Verónica escapó otra vez, ¿cierto?

Klaus abrió mucho los ojos.

―¡Es eso! ¿Cómo... otra vez? ¿Estamos en peligro?

―No.

―Entonces, ¿por qué viajar?

El hombre bajó la cabeza.

―¡Está en Chile! Por eso quieres viajar, Klaus Vrsalovic, quieres ir detrás de esa mujer... Otra vez.

―No es eso, mi chilena hermosa, no es que quiera ir en pos de ella.

―Entonces, ¿a qué vas?

―Voy a... detenerla, de una vez y para siempre. Además, Gerald está con ella, él me traicionó y se unió a uno de los enemigos de Cristóbal.

―¿Les avisaste?

―No, más tarde llamaré a Luis para notificarle, no hablaré con Cristóbal directamente, suficientes problemas tiene como para agregar uno más a la lista.

―¡Tiene un problema más! La loca y su amante andan sueltos y quieren ir directamente a matar a Cristóbal y a su familia, ¡Daniela está en peligro! Lo entiendes, ¿o no? ¿Tan ciego te tiene esa mujer que no lo comprendes?

―No te enojes conmigo ―suplicó él.

―Me enojo, Klaus Vrsalovic, me enojo, porque yo te lo advertí, esa mujer no necesitaba un hotel, ni un departamento, ni una casa aislada, lo que necesita es una cárcel de alta seguridad.

―Lo sé, perdóname.

―No tienes que pedir perdón. Arréglalo.

―Por eso quiero ir a Chile, para solucionar todo de una vez. ¿Me acompañarás?

―No.

―¿No? Puedes quedarte con tu familia.

―Ah, ¿sí? ¿Y qué les diría si tú te tienes que ir en Año Nuevo de la ciudad? La vez pasada también me dejaste el primero de enero para encontrarte con Cristóbal y fue por esa mujer. Otra vez ocurrirá algo así y peor, porque Cristóbal está en Antofagasta, ¿o no?

―Así es.

―¿Y qué diría yo en mi casa? ¿Qué clase de negocios se hacen en estas fiestas? Ve tú.

―Lo lamento mucho, amor.

―Lo sé ―dijo ella con un tono más bajo y calmado.

Klaus se acercó a ella y la abrazó.

―Te amo, mi chilena hermosa, y he sido un imbécil al tratar de que Verónica se recuperara, jamás lo hará, creo que la encerraré para siempre.

―Ella no está bien de la cabeza, Klaus.

―Lo sé, solo pensé que podría ayudarla.

―Ya ves que no, ella no quiere ningún tipo de ayuda, solo quiere hacer daño.

Seguirás siendo mía (Posesión parte 4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora