Rosmeiry entró a la casa escoltada por Alejandro y Giancarlo. En cuanto vio a Esteban, detuvo sus pasos y largó un amargo llanto. Esteban quiso acercarse, pero temía a la reacción de ella, no sabía si su llanto era por él o porque no quería volver.
―Esteban... ―habló en un hilo de voz.
Él dio un par de pasos hacia ella, ella avanzó el resto del espacio que los separaba y apoyó su cabeza en el pecho de él.
―Perdóname, no sabía qué hacer.
―¿Qué pasó, Ros?
―Mi hermano, él los estaba amenazando, por eso me fui, no quería que los lastimara por mi culpa, jamás me perdonaría si les pasara algo a ustedes a causa mía.
―Debiste decírmelo.
―Lo sé, pero ¿qué habrías hecho? ¿Exponerte? Aunque no sé si lo que hice sirvió de algo, él sigue tras de ustedes.
―Me habrías ahorrado mucho dolor y a los niños, Eloísa no entiende, pero Lucas...
La mujer cerró los ojos.
―Lo siento tanto.
Esteban la abrazó y apretó contra sí mismo; besó la coronilla de su cabeza.
―Debiste confiar en mí.
Ella no contestó, solo volvió a llorar con más ganas.
―Ya, quédate tranquila, no llores.
―No puedo evitarlo, todo este tiempo no había podido llorar, me sentía como en un limbo, parecía que lo que vivía no era real, estar lejos de ustedes...
―El doctor Schwarz dice que puede que recaigas en la depresión, no fuiste a los últimos controles.
―Sí fui. La última vez mi hermano me encontró, pero no me he perdido los controles y tampoco he tenido depresión ―dijo la mujer mirándolo a los ojos.
―¿Ah no? ¿Y qué tenías entonces? Nunca has querido compartir conmigo tu pasado.
―No me pidas que te lo diga justo ahora.
―No, jamás te he exigido nada, no voy a empezar ahora. Vamos al cuarto, te ves cansada, será mejor que te des un baño y te acuestes; necesitas descansar.
Ella asintió obediente, sentía a su hombre distante y molesto, lo entendía, ¿cómo no hacerlo? Ella lo dejó en un momento importante, y peor, lo dejó aduciendo un amante, cosa que no era cierta.
Tomás miró a la pareja caminar hacia el pasillo y luego se volvió a Gus y Luis que se encontraban a su lado.
―Debemos estar preparados, su hermano vendrá por ella.
―Claro que sí, se reforzaron los controles, los guardias están advertidos ―indicó Gus.
―Perfecto. Ahora a esperar. Será mejor que vayamos a dormir también, ha sido un día largo y supongo que mañana será peor ―dijo Tomás.
―Yo voy a la clínica, Cristóbal sigue allá, debería estar de vuelta, pero ni él ni Klaus han llamado para saber qué pasó ―replicó Luis.
―¿Te acompaño? ―preguntó Gus.
―No hace falta, quédense a descansar.
―Tomás necesita descansar, la vejeztud no le permite recuperarse como antes ―se burló Gus.
―Lo de descansar no lo decía por mí, yo estoy bien, son ustedes los de las ojeras ―replicó Tomás, divertido.
―Sí, claro. Vamos, Luis, quiero tomar aire, no quiero acostarme todavía, no tengo sueño y si me acuesto será para pensar en idioteces.
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Seguirás siendo mía (Posesión parte 4)
RomanceLas cosas en las familias Medero y Arriagada se supone que están bien. Después de que Verónica muriera a causa del disparo de Nicole y de que Esteban se recuperara milagrosamente, esperan que las cosas marchen bien, el problema es que con Klaus en e...