Capítulo 64

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Alejandro esperó a que su laptop se conectara en una videollamada con Antofagasta.

―Adelante, Alejandro, te escuchamos.

―Tengo dos noticias.

―La mala primero ―se apresuró a decir Luis.

―Ninguna es buena.

―¿Qué pasó?

―Primero, Verónica ya está en el país, para mi suerte, uno de los hombres que están con Gerald, es un excompañero, al parecer, los planes eran otros, Stefanko los engañó, la idea era entregar solo a Cristóbal, Gerald quería apartarlo del camino, sin embargo, ahora la idea es matar a la familia y dejarlo vivo a él. Gerald se lo está pensando. Bueno, tampoco es que puedan dominar a Verónica, sin su medicina, está demasiado descompensada y no quiere viajar a Antofagasta, ella quiere ir a casa de Esteban, dice que allá estarán todos.

―Quizá lo mejor sea que siga pensando así ―comentó Gus―, de esa manera, podemos viajar y dejar a las mujeres aquí, protegidas, sin el peligro de Verónica.

―Yo creo que Verónica es el menor peligro, si mi cuñado quiere asesinarnos a todos, las mujeres y niños corren mayor peligro aquí, solos ―replicó Esteban.

―A no ser, claro está, que tu cuñado crea que viajamos todos de vuelta a Santiago.

―¿Y cómo haremos eso?

―Fingiendo que nos vamos. Vamos a viajar en un avión comercial, hay que sacar pasaje para todos, veremos cómo reacciona Stefanko, si está aquí, se irá tras nosotros.

―No sabemos dónde está.

―Esa es la otra noticia ―intervino Alejandro y los demás prestaron atención―. Stefanko y Rosmeiry Zwahlen se están hospedando en un hotel en el centro de la capital.

―¿Ros está con él?

―No. Me expresé mal. Ambos están en distintos hoteles en el centro de Santiago, Ros está escondida, su hermano la buscó, pero dejó de hacerlo.

―¿Está con alguien?

―No, está sola, nos costó mucho dar con ella y, para ser francos, fue una casualidad, ella no ha salido, todo el servicio lo pide a la habitación, si me enteré fue porque me hospedo en el mismo hotel desde hace unos días y ayer llegué cuando ella recibía su cena, la reconocí de inmediato, por suerte, ella no me vio, la empleada del hotel tapó su visión, así es que dejé a un hombre apostado en mi cuarto para que vigilara si salía o no, colocamos una cámara en la puerta para ver todos sus movimientos.

―Perfecto, espero que no se les escape.

―Estamos al pendiente.

―Entonces, ¿Stefanko también está en Santiago? Creo que la idea de Gus está bien, debemos ir y enfrentarlos, no podemos seguir escondiéndonos aquí ―afirmó Tomás―. Ustedes también se quedarán aquí ―les dijo a Esteban y Cristóbal.

―Claro que no ―protestó Cristóbal―. Es mi problema y yo lo solucionaré.

―Yo tampoco me quedaré, es mi cuñado y se trata también de mi mujer ―agregó Esteban.

―Ustedes nos contrataron para proteger sus espaldas, no para exponerlos a sus potenciales asesinos.

―Y estamos seguros de que nos protegerán, pero yo no puedo quedarme aquí sabiendo que mi exmujer no está bien y que le suspendieron sus medicamentos para aprovecharse de ella. Verónica pudo portarse mal conmigo y con mis hijos, pero eso no quita el hecho de que yo también le hice daño y que fue una mujer muy importante en mi vida. No puedo hacerme a un lado como si no existiera.

Seguirás siendo mía (Posesión parte 4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora