Diarios De La Realeza (Saga de La Luna #1)

CAPÍTULO 27

Empezando el otoño en el castillo y ya la vestimenta de todos cambió, menos la de Dayana y Evan, a los cuales los extremos fríos no les afectan en nada debido a la influencia de su magia.

En estos momentos estoy sentada en el jardín junto a Damon, justamente acabamos de terminar una lección de canto, hacía frío en estas montañas, pero este se ha vuelto nuestro lugar para practicar.

— Hoy estuviste muy bien Lore— me felicita, ¿qué tal si para celebrar nos vamos a tomar un chocolate?

— Me parece excelente, señor instructor.

Nos ponemos de pie y Damon extiende su brazo a mí para tomarlo, este último mes nos hemos vuelto más cercanos, pero Dayana se ha sentido más distante y eso me extraña.

— ¿Le sucede algo a Daya? — pregunto al pelinegro a mi lado, este se quita su gorro gris de lana y lo pone sobre mi cabeza desnuda— Dayana es así, que no te preocupe su distancia, a veces le gusta estar sola y otras veces le gusta estar muy acompañada— es todo lo que me dice.

— Ustedes parecen conocerse muy bien— es todo lo que digo.

— Fuí criado por la familia de Dayana desde que tengo memoria, nos conocemos de toda la vida.

— Eso es muy lindo, además de que estuvieron casados por más de 3 años— el solo hace una mueca y ríe.

— Es loco recordar cosas de tu vida pasada, se siente raro. Yo casado y locamente enamorado de Daya, que locura.

— Lo sé— concuerdo con él.

Al llegar a la entrada de la cocina todos los presentes nos hacen reverencia, Cassian estaba comiendo unas galletas en el mesón, pero apenas nos vió se fué. Junto Damon tomamos dos tazas de chocolate junto a galletas y malvaviscos y nos vamos a la sala a beberlo. Nos posicionamos en una ventana de donde vemos el patio tornándose de colores naranjas dejando el verde atrás.

— El periodo estudiantil casi termina para empezar las vacaciones navideñas, solo te queda una semana, ¿tus padres aún no saben nada? — yo solo negué.

— Llevo casi dos meses aquí y no sabes cuánto dolor me da no decirle a mi madre la verdad, verla gastar ese dinero en vano. Nuestra familia antes de la situación económica en el reino gozaba de estabilidad, pero ahora ya no es lo mismo.

— Te comprendo, pero ¿qué piensas hacer? Cain tiene que hacer algo.

— Lo sé, por eso mañana iré de nuevo a pedirle que me permita decirle, al menos a ella, mi conciencia no aguanta con tanto, además, eso perturba mis entrenamientos. Hoy solo quiero relajarme, ¿vemos una película esta noche en sala común con los demás? — le propongo al pelinegro, el solo asiente antes de beber de su chocolate y ver por la ventana.

Jamás Damon fué un chico de muchas palabras, solo con la persona con la que él quiere expresarse, hasta el antiguo rey era igual, la reina Lorelay en su momento llegó a conocer varias facetas de él, pero la Lorelay de ahora aún tiene que descubrirlas.

— ¿La voz es muy perturbadora? — lo saco de su burbuja. Él al escucharme solo asiente lentamente, el poder de Damon es la oscuridad, la oscuridad en todos sus sentidos y eso conlleva a tener en su interior al demonio de la oscuridad o "la voz", como preferimos llamarlo. Damon desde que tiene poderes ha tratado de superar esto, pero llega momentos en los que es insoportable. Desde que me enteré de eso, he tratado de que él se distraiga lo más posible y la voz no lo agobie.

— Unos días es peor que otros, hoy es un día bueno— se encoge de hombros— no te preocupes mucho por mí, Cain y Rose me han ayudado a controlarlo desde que manifesté mi poder, a comparación de ustedes, yo no podía suprimirlo.