CAPITULO 41

3 2 0
                                    

En la mañana luego del entrenamiento matutino cité a Damon a mi torre ya que debía terminar de una vez por todas con mi dolor, no podía permitirme seguir estando así, no lo merecía y el tampoco quedarse y no ir de lleno por Dayana.

Estábamos en las escaleras, el con su uniforme negro y botas trenzadas sentado en la escalera y yo de pie en la puerta de la torre, me quité la chaqueta de mi uniforme y solo me quedé en la camisa olímpica. Tomé un trago de agua de mi botella y decidí a hablar.

—  Damon — empiezo — yo siempre te he querido y aún lo hago luego de tantos años, seas mi amigo o mi compañero, siempre voy a querer lo mejor para ti — respiro hondo para calmar el nudo en mi garganta — por eso no puedo permitir esto — el me mira directamente a los ojos con los suyos brillosos — sé que me quieres, pero Dayana es la que está en tu corazón y eso no lo puedo cambiar — se pone de pie sin decir nada y me toma de las manos.

—  Lorelay no...

—  No podemos seguir juntos cuando tu cura y calma siempre la tuviste frente a ti, me duele saber que no puedo hacer nada por ti, pero me alegra saber que aún puedes ir a ella. Tienes que ir a ella, esa es la única manera para que controles a "la voz" y no él a ti — me seca las lágrimas rebeldes con sus dedos — siempre voy a estar aquí para ti.

—  Siempre voy a quererte, Lorelay — me abraza y mete su cabeza en mi cuello — siempre serás ese respiro de aire fresco que necesitaré, la pequeña a la que siempre querré proteger y mi gran y sincero cariño.

"pero no la mujer que amas"

Más lágrimas salieron de mis ojos y él tampoco se quedó atrás en ello, nos calmamos un poco y al cabo de unos cuando minutos él se fue. Lo dejé ir, e incluso si el corazón se me partía en miles de pedazos me sentía en paz.

EVAN

Veía de lejos como Lorelay se sinceraba con Damon y de cierta manera ella tenía razón. En un principio comencé mi relación con Dayana ya que se merecía tener atención y yo quería dársela, pero siempre había algo que no terminaba de acercarla a mí, Damon, él siempre estuvo en su mente y lo sabía bien porque Dayana y yo éramos grandes amigos antes de ser algo, además de ser confidentes en la otra vida. "la voz"  siempre controló a Damon más que Damon a "la voz" y Dayana era una pieza crucial para su calma y paz mental, pero mis pensamientos egoístas de quererla solo para mí no me dejaban dejarla ir.

Si amas algo debes dejarlo, eso es lo que siempre dicen, pero me es difícil de aceptar. Me he encariñado mucho con Dayana, pero nadie se merece estar con quien no le corresponde.

Camino a la enfermería ya que es momento de dejarla ir, aunque me pese el corazón. Al llegar a la puerta de la enfermería tomo una gran reparación y me quito la gorra de mi cabello rubio. Al entrar la veo terminar de comer un plato de sopa que Kira le estaba ayudando a dar, cuando se cayó no solo se lastimo la sien, sino que se dobló la muñeca de su mano dominante. Al Kira visualizarme se despidió de Dayana y antes de irse me susurro un "buena suerte". Kira en el pasado fue mi esposa, pero mi relación con ella solo ha sido de buena amistad desde que llegamos, ella ha sido la única a la que le he hablado de mis problemas con Dayana.

Al salir la castaña me acerco a la rubia y me siento en una silla a su lado, ella me sonríe y la veo a sus ojos azules claros, unos cuantos tonos más claros que los míos.

—  ¿Cómo te sientes, nena? —  le pregunto y ella solo pone su mano buena sobre mi cabello y lo alborota.

—  Me siento mejor que ayer, pero aún Damon me preocupa. ¿Cómo sigues tú, guapo?

—  Bueno, solo quería verte después de entrenar y aquí me tienes — me señalo y ella ríe bajo.

—  Me gusta que me hagas reír, en estos momentos lo necesito— le tomo la mano buena y deposito un beso en sus nudillos — Evan, estas caliente, ¿sucede algo?

Diarios De La Realeza (Saga de La Luna #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora