Control (Yaoi/BL)

IV

William, el médico, no estaba.

Eso en parte alivió a Seiji... y a mí me permitió obligarlo a quitarse la camiseta y ver su espalda sin vendas.

Por todo lo innombrable... tenía la espalda casi en su totalidad en carne viva, no le habían pegado una paliza a patadas, se la habían dado a latigazos.

Con agua limpia y gasas la limpie quitando los restos de sangre seca y de tierra después de acabar por el suelo.

Seiji casi ni se inmutó a los que hacía, le dolía solo en algunas zonas, y aún así no se quejaba, su cuerpo simplemente se tensaba.

Como le habían podido hacer algo así y él defender estas atrocidades?

–Seiji... te haces pruebas de sangre de algún tipo? –Pregunté comenzando a vendar de nuevo sus heridas.

–No, estoy sano así que no las necesito –Negó notándose en la voz que estaba cansado.

Yo dudaba que perdiendo sangre tan habitualmente estuviera tan sano como decía.

–Deberías ir a que te hagan una analítica, aunque sea solo del hierro –Sugerí sabiendo que mucho más no podía hacer.

–Ahora solo tendré clase de piano los domingos, estaré mejor en poco tiempo –Suspiró una vez terminé dejando que le ayudara a ponerse la camiseta.

Y con eso se tumbó con mucho cuidado en la cama.

Estaba muy cansado.

–El dolor te ha dejado dormir esta noche? –Pregunté aprovechando que parecía estar dispuesto a hablar con menos filtros.

–Si... Y estuve hablando con mi hermana, ella piensa igual que tu desde que esta en la universalidad así que hablamos bastante ayer, no me lo había dicho antes por qué creía que yo no lo entendería, y tiene razón, no la entiendo –Explicó dejando que me sentara a su lado.

–Que no entiendes? –Dudé comprendiendo en parte lo duro que debía ser ver que hasta su hermana era incapaz de defender lo que hacían sus padres.

Esto no debía ser fácil para nada por mucho que a mí me resultara obvio.

–Entiendo que no le guste que nos peguen... claramente a mi tampoco me gusta, pero, nuestros padres tampoco nos pueden pegar por placer, estoy seguro de que saben que tendrá resultados, no nos pueden hacer esto sin ningún motivo –Respondió al menos admitiendo lo poco que le gustaban las palizas.

–Nadie recibe palizas y aprendemos igual, pero entiendo que no lo compartas... no has podido experimentar como tu hermana lejos de tus padres, no has podido vivir esos momentos de reflexión, aun no entiendes lo que es la libertad ni disfrutar de ella –Lo dejé estar apartando el pelo de su cara con cuidado.

Ayer ya me quedó más que claro que discutir con él no eran una opción, podía ser muy tozudo y si quería acercarme a él discutir no ayudaba.

–Soy perfectamente libre –Contestó siendo lo único que podía decir a todo lo que había dicho yo.

–En que? –Cuestioné tratando de usar esa baza para que él mismo se contradijera.

Al haber apartado su pelo pude ver claramente como su expresión se tensaba al tratar de pensar en algo que responder y no tenía nada.

Le habían comido tanto la cabeza que ni se había dado cuenta hasta ahora de que nunca había tomado sus propias decisiones.

–No pasa nada Seiji –Corté el tema resistiéndome a acariciar su mejilla antes de ponerme en pie–. Es normal que no lo veas, todo a su tiempo.