LIII

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El pendiente tenía que aprender a que no me anulara, sino equilibrarme gracias a él.

El resto de las vacaciones me las pasé con diversas clases para aprender a hacer eso... y por primera vez en mi vida descubrí que podía hacer magia con soltura.

Hasta a mi padre le alegro ver eso.

Cuando colocábamos las maletas en el coche para irnos de vuelta a casa me di cuenta de que no llevaba el anillo de prometida de mamá al cuello.

Tenía la cadena, pero no el anillo.

–Papá, y el anillo? –Dudé señalando su cuello.

Era el único recuerdo que le quedaba de mamá, siempre lo llevaba encima, como no se había dado cuenta de que no estaba!?

–En tu oreja –Suspiró sonriendo un poco con amargura al decirlo.

Y cerró el maletero del coche.

El anillo de prometida de mamá... es verdad que era de oro con diversos rubis, el central en forma de lágrima aunque mucho más pequeño que el que tenía en mi oreja... papá de verdad dio su anillo para mi.

–Mamá lo habría querido así, no llores –Intentó consolarme al entrar en el coche y ver que era incapaz de no llorar–. Siempre me quedarán nuestras alianzas, y tu salud es mucho más importante que un anillo.

Aún así... era duro, papá guardaba ese anillo como su tesoro por que le costó mucho ahorrar para comprárselo, mamá lo adoraba... decía que algún día cuando me fuera a casar sería mío... pero yo no quería que mi padre se quedara sin él...

–Intenta verlo como que mamá es ahora la que te cuida, ella lo hacía mejor que yo a demás.

–Por qué tu trabajabas mucho para que ella me cuidará sin tener problemas de nada –Negué intentando secarme las lágrimas aunque no paraban de salir–. Cuando murió hiciste todo lo que podías tratando con cosas que no sabías... lo siento por lo que te dije en el hospital... tu solo estabas preocupado...

–Estaba preocupado pero no estaba haciendo las cosas bien y te hacía daño sin darme cuenta de cuánto te afectaba, yo soy el que debería pedir disculpas por todos estos años.

Y me abrazó intentando calmar mis sollozos con torpeza.

Supongo que ambos teníamos muchas cosas por las que pedir perdón que en parte tampoco era nuestra culpa.

     *.     *.     *.     *.

Volvimos de casa de Lu antes solo por que yo quería ver a Ximo cuando volviera del viaje.

Me pasé las vacaciones con ellos intentando recapacitar bien para quitármelo de la cabeza... pero a lo único que llegué en claro es que era demasiado tarde.

No era que estaba pillado, es que me gustaba y punto.

–Justo acabamos de volver de comprarme un teléfono –Comentó nada más me abrió la puerta de su piso.

–Creía que irías mañana –Respondí entrando en el piso resistiendo el darle un abrazo al ver a su padre en la cocina.

–Mi padre prefirió hacerlo ya –Contestó encogiendo los hombros antes de girarse hacia su padre–. Voy a colocar la ropa limpia en mi armario, después cuelgo la ropa cuando acabe la lavadora.

–Si, no te preocupes –Aceptó su padre asintiendo con la cabeza mientras que él tiraba de mi para meterme en su habitación.

Parecía que la relación entre ellos había mejorado un poco después de las vacaciones.

Control (Yaoi/BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora