Control (Yaoi/BL)

XXVIII

Comportarse como si siguieran en la jaula...

Tal vez Shin no se daba cuenta... tal vez...

–Te duele aún? –Preguntó Kilian en bajo mientras Elea atendía a la presidenta de Central.

Si ella supiera la cantidad de veces que mi familia la insultaba en las reuniones familiares.

–Ya no tanto –Murmuré dándole un sorbo a la taza de leche.

Ya estaba algo fría.

–Seiji tengo que hablar contigo de unas cosas –Comentó de repente la presidenta acercándose a la mesa de café en la que estábamos desayunando sentados en el suelo.

Era la presidenta de Central, claramente respondería a cualquier cosa.

–A la agente Ó Riain le comentaste que sabías que tu familia había vendido víctimas al mercado nocturno –Comenzó a hablar sentándose en el suelo a nuestro lado mientras Elea se quedaba a un lado algo nerviosa–. Cuéntame como lo sabes.

–En mi familia no es un secreto –Respondí con algo de miedo clavando la mirada en mi taza–. En las comidas y cenas familiares se hablaba con libertad del tema o se amenazaba a los sirvientes con ello.

–Quién fue el primero de tu familia en hacerlo y a quien vendió? –Siguió preguntando sin darme ni tiempo a pensar.

–Mi tío Arata, vendió a un sirviente que consideraba ya mayor y se lo dijo a toda la familia para que pudieran hacer lo mismo –Respondí comenzando a bajar el tono de voz.

–Como se llamaba? –Dudó ahora dejándome paralizado.

Como... se llamaba?

Era un hombre de pelo y barba canosa, descuidada según mi familia, tenía los ojos completamente negros y era un híbrido, siempre llevaba algún dulce escondido en los bolsillos que procuraba tomarse o regalar a otros sirvientes antes de que pudieran pillarlo, lo hacía para animarlos cuando hacían algo mal y les gritaban.

Alguna vez lo vi haciéndolo cuando era muy pequeño, recuerdo que una vez que me pegaron muy fuerte desee que me diera también a mi un caramelo... pero claramente no lo hizo por miedo a que pudiera decírselo a mi tío y provocar que lo castigaran.

Y no sabía su nombre... igual que el de todos los sirvientes.

–No te acuerdas o nunca lo supiste? –Cuestionó ahora la presidenta al ver que solo recibía silencio como respuesta.

–Nunca lo supe... –Murmuré con debilidad.

Ellos... habían sufrido tanto como yo y ni siquiera me sabía sus nombres...

–Sabes el nombre de algun sirviente?

Todos eran solo imágenes... recuerdos...

–No...

Y a saber si a día de hoy siguen vivos después de que los vendieran... mis padres habían cobrado por la muerte de inocentes... y yo no había dicho nada...

Ni siquiera fui capaz de avisar de las arcadas antes de vomitar.

Era cómplice de esos asesinatos...

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–Le dije que en su estado no era buena idea sacar así el tema –Discutió mi madre con la presidenta de Central mientras terminaban de limpiar el vomito del salón.

Habían sobrepasado muy fácil lo que mentalmente podía sobrellevar Seiji, y eso que creía que esa línea se había expandido desde que empezó con el tratamiento psicológico.