Control (Yaoi/BL)

III

No se de donde salió el rumor de que le pegaban, pero era real... demasiado.

Y aunque en su expresión se vio bien el pánico por mis movimientos y temblaba incapaz de concentrarse para hacer ningún hechizo, no gritó ni perdió los papeles o suplicó que parara... había algo ahí que no le dejó mostrar su miedo, y precisamente no era orgullo.

–Que vas a querer hacer con esta información? –Preguntó tratando de abotonarse de nuevo los botones.

Temblaba demasiado, no era capaz.

Me tuve que acercar yo y hacerlo por él viendo que estaba vez si se permitía el lujo de encogerse por mi cercanía.

Pero no hice nada más a parte de poner bien sus botones y comprobar que no se había saltado ninguno, pude poner hasta bien su corbata de nuevo.

Al ver que realmente no hacía nada abrió los ojos consternado dejando que colocara bien las solapas de su cuello.

–No tengo pensado hacer nada a parte de preocuparme –Respondí finalmente apartándome de él otra vez.

Aunque quisiera estar cerca debía también darle su espacio.

–Preocuparte? –Dudó sin entender.

Esperaba un chantaje, no esto.

–Si tienes la espalda vendada es que la tienes destrozada, se que no te quedan marcas por que hemos estado en la misma clase suficiente tiempo y te he visto cambiarte, no tienes ni una sola cicatriz, pero si tú espalda toca el respaldo de la silla te duele –Respondí sentándome mirando hacia él–. Tus amigos siquiera lo saben?

–No pue... –Trató de exigir mordiendo se la lengua muy rápido.

Tenía miedo de pedir que no se lo dijera a nadie y lo utilizara para realmente empezar un chantaje.

–No quieres que se lo diga a nadie, ya me imagino, no te voy a chantajear –Contesté poniéndome cómodo.

Esta conversación iba para largo.

–Algo tienes que querer, seguro que todo esto ha sido tu plan! Por eso te metiste a subdelegado! Que se supone que quieres? –Preguntó tratando de no dejar florecer el nerviosismo tan rápido.

A ver, tonto no era y ambos lo sabíamos, si pensaba un poco era fácil llegar a esa conclusión.

–Ya te dije que no quiero nada, solo estoy preocupado –Insistí sin entender cómo en esta situación era incapaz de dejarse tirar por sus sentimientos–. Eres la central de rumores del instituto, raro me parece que tus amigos no están preocupados.

No tenía absolutamente nada bajo control y aún así fingía que si no dejando ver el miedo, pero se veía igualmente en sus ojos.

–No le digas a nadie –Cedió a pedirlo sin saber ni que responderme–, menos aún a ellos.

–Mis labios están sellados –Acepté disfrutando muy en el finde de tener un secreto así con él–. Pero por que hacer algo así? No es ninguna broma lo que tienes en la espalda...

Aunque era egoísta pensar eso dada la situación.

–Por qué... por mucho que en clase parezca ser "perfecto" no lo soy –Comenzó a explicar notándose lo mucho que le costaba aún tratando de fingir ser firme–. Mis padres me deben educar para hacer honor a mi sangre y suelo cometer muchos fallos.

No me creía estar escuchando lo que escuchaba...

–Estas defendiendo las palizas que te pegan? –Cuestioné sin creerme de verdad lo que escuchaba.