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¿Mis ojos no me engañaban? ¿De verdad era Milo de quién se trataba? Pero...
¿Que rayos estaba haciendo allí? ¿Una tienda infantil, con una mujer?

Vaya, no pensé que lo vería; digo, lo más seguro es que algún día iba a pasar o quizás no, ya ni se de las probabilidades que pueden ser, es tan confuso, no lo se.
Cuando lo vi algo resonó en mi pecho, fue algo extraño, algo que me hizo pensar que de verdad el corazón se me saldría por la boca.
En todo caso el fue quien no quiso verme más e malinterpretó todo; me produce mucha incertidumbre de que hubiese pasado si tan solo no hubiese invitado a Jung ese día, quizás Milo y yo seríamos una familia feliz y nos hubiéramos casado, después de todo somos el uno para el otro; olvidalo _____ imposible, de seguro el ya se olvidó de lo que teníamos. Ahora está con otra mujer y al parecer está esperando un hijo, es triste, pero el debe vivir su vida de la misma manera, aunque yo no me casé por gusto, sin embargo Jung me ayudó demasiado, fue mi mejor amigo y creo que siempre lo será.

- mami, ¿puedes ayudarme a hacer esta tarea? -. Dijo George señalando un dibujo de garabatos que tenía en la mesa.
- si, mi vida, ¿en que consiste tu tarea? -. Me acerqué a él para darle cariño en su cabecita.
- tengo que pintar a mi familia, con colores cremosos -. Respondió emocionado.
- ¿colores cremosos? -. Pregunté confundida.
- si, la maestra nos mostró cómo un tubo de las cremas que tienes para verte más bonita -. Reí por el comentario. - pero tienen colores dentro, y hacen pintura cremosa -. Habló emocionado.
- vale, vale, ya te entiendo, creo que tengo en el sótano pero dudo que estén bien -. Sin mas, abrí la puerta del sótano.

Allí salió una bruma de polvo impresionante que me azotó las fosas nasales y me obligó a estornudar.
De inmediato tapé mi nariz y comencé a bajar al oscuro sótano y encendí la luz que se encontraba en el último peldaño de las escaleras que crujían como si no hubiese un mañana.
Hace años que no venia aquí, sin embargo, encontré nada mas que polvo sobre polvo. Me adentre en el lugar y todo estaba cubierto por mantas blancas para que el polvo no acabara con ellas como lo hizo con las paredes, pisos y alrededores.

Comencé a buscar y buscar y encontré la caja de pinturas, aunque estas estaban durísimas, a lo que sonreí por el recuerdo que me trajo ver aquellos colores y marcas que ya ni siquiera existen; tantas obras que pinte con ellos y tantos recuerdos que forjaron en mi habitación pintando sentimientos que ya ni siquiera recuerdo.
Retrocedí y me lleve una manta con el pie; hizo que cayera y el polvo retumbara como avalancha en toda la habitación. Cuando el mundo se aclaró mire de que se trataba, eran mis pinturas.

La nostalgia se apoderó de mi y comencé a observarlas y recordar en que momento las pinté; dentro de aquel montón de bastidores me detengo al ver algo que me hace perder el equilibrio un poco.
- ¿papá? -. Preguntó tristemente. Hace años había pintado un retrato de papá conmigo; fue bastante emotivo que me hizo soltar una lágrima. - como te extraño, papá -. Ojalá pudieras verme ahora, estoy segura que amarías a George. Sonreí y limpié la lágrima que recorrió por mi mejilla.
Volví a cubrir las pinturas y me levanté, limpie mis manos y pantalones antes de subir las escaleras por fin.
Subí a la sala de estar y ahí estaba esperándome George con una sonrisa y los brazos abiertos.
- todavía no mi amorcito, déjame ir a lavarme las manos, estoy llena de polvo -. Dije sonriéndole amorosamente.

Un pensamiento recorrió mi mente por tan solo un segundo.
¿Y si vuelvo a pintar?

Extraordinary [Milo Manheim y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora