[Milo]
Entré a la "reunión" que en realidad era una fiesta, y al parecer una muy buena.
Habían personas que no conocía en lo absoluto, incluso que ni si quiera había visto en mi vida, ya llegaba a los treinta y este tipo de fiestas me faltaban, hace tiempo que no venía a una.- ¡Milo! -. Sentí una voz familiar tras de mí. Volteé.
- Meg, hola -. Sonreí.
- ven por aquí -. Me señaló que la siguiera y lo hice.Llegamos a la cocina, habían algunas personas bebiendo allí y estaban conversando lo mas tranquilo posible,
- ¿qué pasa, por qué me trajiste aquí? -. Hablé confundido.
- ten bebe esto -. Ignoró completamente mi pregunta sacando un vaso de plástico en el cual vertió el líquido de una botella de vidrio que al parecer era whisky. Me lo tendió y lo tomé entre mis manos.
- Meg, no has respondido a mi pregunta -. Soné insistente.
- ¿cuál pregunta? -. Pregunto confundida, al parecer estaba ebria.
- Meg, ¿cuánto bebiste? -. Pregunté un poco asustado.
- eso no importa, guapo, lo importante es que te tengo aquí -. Sonaba coqueta. Se abalanzó hasta mí poniendo sus manos en mi pecho, admito que estaba un poco asustado.
- tranquila, Meg -. La separé lo más sutil que pude de mí.
- ¿qué pasa, Milo?, ¿acaso no me quieres?¿no me encuentras guapa? ¿No te gusto? O ¿no soy la mujer para ti? -. Preguntaba tambaleándose un poco desolada y con enojo.
- no es eso, Meg -. Me golpeé la frente con la palma. - estás muy ebria, no sabes lo que dices, ven, vamos al tocador -. Agarré su mano y ella me soltó bruscamente.
- ¡no! -. Gritó. - ven aquí y bebe conmigo, emborrachémonos juntos -. Decía en un puchero.
- bien, pero vamos al tocador primero -. Le agarré la mano.
- ya sé lo que quieres, guapo -. Sonaba coqueta y pícara.Le pregunté donde estaba el tocador y la llevé allí. Nos encerré para evitar que se escapara.
- Milito, ¿por qué cierras la puerta? ¿Estas pensando lo que yo? -. Se reía pícaramente como una loca.
- bien, cariño, ven aquí -. Me acerqué al lavabo. Ella se acercó y comenzaba a desabotonar su camisa. - no, no, no hagas eso -. Hablé. - calma -. Ella se encogió de hombros y se acercó.Abrí la llave del lavabo y ella me miraba con absoluta confusión.
Toqueteé el agua con mis manos y se la esparcí por toda la cara.
- pero, ¿¡que haces, idiota!? -. Estaba enojada, seguí mojándole la cara y el cuello para que se le bajara la borrachera.Cuando se le bajó un poco me miró.
- ¿estás mejor? -. Pregunté secándome las manos en la toalla.
- si, por cierto, gracias, Milo, no se que es lo que te dije, siempre cuando estoy borracha comienzo a decir mis secretos, ¿no te dije nada que te incomodara? O pero aun, ¿no te dije ningún secreto patético mío? -. Se mordía el labio nerviosa.
- ¿cuándo estás borracha dices completamente la verdad? -. Pregunté arqueando una ceja. Ella asintió.
- si, ¿que tiene? -. Me acerqué a ella,
- porque, yo también me siento atraído por ti, también eres guapa para mis ojos -. Hablé acortando la distancia cada vez más.
- ¿qué? -. Preguntó ella extrañada.
- así es, encuentro tu persona muy guapa, eres preciosa -. Me acerqué mas y le di un beso.
Se sintió extraño pero excitante, realmente era un beso común y corriente, como el de otras chicas, no tengo idea por qué me vino a la mente ____________, ella besaba como los dioses, era un ángel, pero la seguía odiando por dejarme y engañarme con un adonis bueno para nada, ¿por qué tuvo hijos con ese infeliz?, y para más, está felizmente casada. Gruño.- ¿estás bien, Milo? -. Preguntaba ella mirándome.
- por supuesto, Meg -. Sonreí.
- oye, ¿y qué seremos después de esto? No me vas a dejar plantada, ¿verdad?, ojalá no seas de esos tontos que sólo quieren para el rato -. Habló decepcionada.
- no, Meg -. Intenté pensar rápido, lo más rápido posible, al igual que ____________, yo debía casarme y tener hijos, Meg me gustaba mucho, ella era mejor que Alexis en todo sentido, a pesar de que no la conocía perfectamente, quería estar con ella. - tú, ¿quieres ser mi pareja? -.