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El año nuevo fue genial en Paris, todo era genial junto a mi familia, ya lo habíamos pasado hace dos días, había sido muy especial, todos juntos.

Era el día de volver a casa y dejar el tour por Europa y sólo situarnos en Inglaterra, habían sido unas bellas vacaciones, hace tiempo que no descansaba así.

- bien, también es bueno estar en casa -. Suspiré.
- si, que lo es -. Habló Jung.
- Mamá, tengo sueño -. Dijo George soltándose de mi mano.
- pequeño, vamos a dormir -. Tomé al pequeño en mis brazos y me lo llevé escaleras arriba.

Cuando llegamos a su habitación se colocó su pijama el solito y me asombré por eso, que alegría, mi niño había aprendido a ponerse su pijama.
- ¡aprendiste a ponerte el pijama! -. Decía Jung desde la puerta.
- si, papi -. George aplaudía mientras Jung se acercaba.
- ves, tu hijo es todo un genio -. Le dije a Jung con una sonrisa.
- claro que si, salió a su madre -. Me besó la frente e hizo lo mismo con George.
- que tierno eres -. Sonreí. - bueno pequeño, debes acostarte a dormir -. Le dije a George para que se metiera a la cama.
El hizo lo que le dije.
- tengo sueño, mami -. Bostezó.
- bien, cariño, entonces debes dormir, precioso -. Me levanté de la cama.
- no, mami, espera, ¿puedes contarme un cuento antes de dormir? -.
- por supuesto, ternurita -. Le agarré la mejilla con cariño. Se acostó bien, apoyo su cabeza en la almohada y me miró.
- Papá, vete, quiero que mami me cuente el cuento solamente -. Reí y Jung también lo hizo.
- bien, chiquito, buenas noches, campeón, nos vemos luego, __________ -. Se retiró de la habitación.

- bien, cariño; había una vez en una tierra muy lejana, indígenas vivían en armonía en sus propias tribus, algunas de ellas se llamaban, Káwesqar, Diaguitas, Atacameños , Aymaras, Kolla, entre otras -.
- mami, ¿qué signifa indígenas? -. Me interrumpió mi hijo.
- bueno, significa indio, como los indios y vaqueros del viejo oeste en las películas que tanto le gustan a papá, ¿las recuerdas? -. Pregunté mirándolo tiernamente.
- si -. Asintió.
- bien, todos aquellos vivían en sus propias tribus, siendo totalmente nómadas, que significa que iban a todas partes sin tener una casa fija, en otras palabras, su casa era la naturaleza, todo era paz, hasta que llegaron los españoles, aquellos se adueñaron de sus riquezas y naturaleza; primero vino Cristóbal Colón, quien descubrió un nuevo territorio que estorbaba para llegar a Asia, de donde es tu papá -. Aclaré.
- ¿Corea está en Asia? -.
- así es, pequeñín -. Asentí. - bueno, el avisó a los demás que habían tierras sin conquistar, y como los españoles estaban ya independizados, es decir, ya tenían todo una ciudad y civilización, decidieron emanciparse, sobre todo el Rey de españa, o como se decía en ese entonces era la corona española. Ellos llegaron, y el primero en ver el territorio, fue Fernando de Magallanes, quién después su nombre sería bautizado su estrecho, que se llama actualmente el estrecho de magallanes; allí llegaron los demás y querían esclavizar la armonía que los indígenas habían alcanzado -.
- ¡no! -. Gritó George interesado.
- bueno, sin embargo, éstos se negaron y conformaron una guerra, que se llamó la guerra de arauco, por el valiente indígena llamado de esa manera; sin embargo, a pesar de que eran más indígenas que españoles, aquellos terminaron ganando ya que tenían más tecnología y medios para superarlos en otro tipo de cosas, aparte que trajeron las enfermedades y aumentó la mortalidad de los indígenas, lo cual los hizo superiores -. Estaba contando la historia de Chile para que mi hijo fuera totalmente intelectual, pero el se durmió y provocó gran ternura en mi alma, así que lo arropé y salí la habitación, no sin antes darle un tierno beso en la frente.

- así que le contabas la Historia de Chile -. Reía Jung.
- ¿estabas escuchando? -. Decía yendo al tocador para cepillar mis dientes.
- sabes que si, pensé que le contarías historias de reyes y príncipes o aviones espaciales, no Historia -. Rió.
Escupí.
- debe ser todo un intelectual desde pequeño, es hijo mío -. Seguí cepillando mis dientes.
- vaya, que linda eres, vas a tener una copia de ti, todo un superdotado, porque así lo parece -. Lo oí toser.
Me enjuagué la boca.
- Jung, ¿estás bien? -. Pregunté acercándomele.
- si, cariño, no te preocupes -. Se acostó en la cama y se arropó.
Me quité la ropa y a el le llamó la atención, sólo era para cambiarme a mi pijama.
- quédate así -. Sonreía coqueto.
- ¿así? -. Lucí mis curvas.
- así -. Sonrió y se levantó de la cama.
Me besó.

Estaba abotonando mi pijama para dormir al fin después de todo lo que hicimos, y lo oí toser de nuevo, esta vez fue más fuerte y duradero.
- Jung, ¿seguro que estás bien? -. Toqué su frente, estaba hirviendo.
- si, cariño -. Decía entre tos.
- no estás para nada bien, vamos al hospital, ahora -. Toqué sus mejillas, estaba hirviendo, y el estaba pálido.
- no, estoy bien-. Se levantó de golpe.
- no lo estás -. Lo miré.
- si lo... -. Antes de terminar la frase se desmayó en el piso, azotándose la cabeza contra el.

Tomé la cabeza de Jung entre mis piernas.
- Kelly, ¡Kelly! ¡Llama a una ambulancia de inmediato! -. Ella lo hizo.

Al poco tiempo llegó una ambulancia con paramédicos.
Para entonces ya me había vestido, llegaron en mas o menos cinco minutos, maldito Jung, ¿que le había pasado? Aun no despertaba, me preocupaba demasiado.
- ¿vendrá usted con nosotros? -. Preguntaba uno de los paramédicos.
- por supuesto, soy su esposa -.

Subí a la ambulancia.

Estuve esperando horas allí, horas largas y ninguna noticia de Jung, dejé a George al cuidado de Kelly, me quedé en el hospital toda la noche. Hasta que un doctor se acercó a mí.
- ¿usted es la señora Jeon? -. Preguntó con unos papeles en mano.
- si, soy yo -. Contesté. - ¿qué tiene mi esposo? -. Dije alterada.
- bueno, prefiero que hable con el primero, y luego nosotros hablaremos porque quiere verla y es urgente -. Lo seguí a la habitación.

- amor -. Se alegró Jung al verme.
- Jungkook, ¿cómo te encuentras? -. Pregunté acercándomele.
- bien, cielo -. Sonrió a duras penas.
- ¿qué tienes? -. Entristecí.
- bueno cariño, vi mi muerte, y por eso, te dejaré un secreto, en el sótano, detrás del viejo piano, hay una cajita que dejé para ti, en caso de que me pase algo, debes abrirla, pero solo si lo necesitas, sólo si algún día no estoy y te encuentras en problemas económicos, aunque lo dudo -. Sonrió.
- no digas tonterías, querido, vas a estar bien y verás crecer a nuestro pequeño -. Le acaricié el cabello. El me sonrió y el doctor me hizo salir.

- bueno, señora, su esposo tiene Leucemia -.
- ¿¡qué!? -. Comencé a desesperarme.
- así es, y eso no es todo -. Entristeció. - su Leucemia está demasiado avanzada, no le queda mucho tiempo -.
- ¡ay no! ¡Esto no puede estar pasando! Por eso me dijo esas cosas, ¿por qué no me dijiste, Jung? -. Comenzaron a salir lágrimas de mis ojos. - ¿puedo verlo una vez más? -. Pregunté al doctor.
- creo... -. No termino de hablar ya que se escuchó un pitido de la sala en que estaba Jung, y sabía exactamente lo que aquello significaba...

Extraordinary [Milo Manheim y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora