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[Milo]

- Milo, yo... -. Vi como su expresión cambiaba. Tenía miedo de que dijera que no, como siempre, así me quedaría solo y deshecho, solterón de treinta, estúpido y solitario. - si, quiero -. Sonreí al escuchar eso.
- ay, que bien, Meg, por poco pensé que dirías que no -. Reí con nerviosismo.
- lo iba a decir -. Mi rostro cambió completamente y ella rió. De inmediato todo se transformó en algo muy confuso, ella notó mi expresión de confusión y detuvo su risa. - no, no, no te confundas, Milo, no te iba a decir que no porque no me gustas o algo así, solo no estaba muy segura, verás, no me interesa amarrarme en relaciones, pero creo que puede ser una buena experiencia, me pareces buen tipo -. Se explicó, no sabía si estaba bien o mal lo que ella había dicho, sin embargo, sonreí.

La noche fue tranquila, junto a Meg, me sentí sereno junto a ella, era tan hermosa, tan delicada, me sentía a gusto con ella, su sonrisa era preciosa, podría poner de rodillas a cualquier hombre, a excepción de mi. La verdad no me gusta la idea de ser tan sincero, pero sigo recordando a ____________, y estoy seguro que jamás podría haber alguien mas bella que ella; es una mujer muy hermosa, tanto que si la veo de nuevo, puede ser un golpe bajo para mí. Al parecer ella era mucho para mí, por algo se fue con el asiático de piel perfecta, nunca le perdonaré lo que hizo, me abandonó hace años.
Meg es una esperanza, quizás ella sea la puerta para sacarme a ___________ de la cabeza de por vida, necesito formar mi futuro, necesito olvidar que soy un demacrado solterón que no tendrá hijos.

Mañana será otro día, no quiero seguir pensando, estoy cansado, debo dejar de escuchar la voz en mi cabeza, en vez de disfrutar lo que está a mi alrededor.
- ¿Milo? ¿Estás bien? -. Se acercó Meg, un poco preocupada.
- por supuesto -. Suspiré y la miré.
- te veo un poco extraño; bueno, estabas aquí en el balcón mirando al vacío de la noche, eres un poco extraño, Milo -. Su comentario me inquietó un poco, le parecí extraño, eso me hacía sentir un poco incómodo, supongo.
- no, tranquila, estaba solamente pensando un momento, verás, vine al baño tal como me indicaste, pero me perdí y... -. Me interrumpió con su dedo índice y pronunciando el famoso sonido de "tshhhhh".
- tranquilo, Milo, no tienes que darme tantas explicaciones, con el "estaba pensando -. Citó hurgando entre los recuerdos de mis palabras hace un momento. - me parece suficiente -. Sonrió. - ahora vamos, no debes estar aquí, vamos a divertirnos abajo -. Me tomó la mano y me decidí a seguirla.

Abajo todos estaban bebiendo y conversando, de pronto, sin darme cuenta, tenia en mi mano un vaso con cerveza y estaba sentado en el sofá con Meg y otras personas que no conocía.

- ¿el es tu novio, Meg? -. Preguntó un hombre de tez morena, que al parecer era de nuestra edad.
Meg me miró algo extrañada, al parecer no quería decir que si, le avergonzaba quizás.
- si -. Contestó sonriendo.
- es bastante callado, ¿como te llamas, amigo? -.
- soy, Milo -.
- un gusto, Milo, soy Curtis -. Me contestó el chico moreno. Su cabello lucía genial, tenía bonitos ojos color miel y la piel tan limpia.
- el gusto es mío -. Le tomé la mano que me había tendido.
- dime, Milo, ¿qué haces por tu vida? -. Preguntó interesado en mi, arqueando una ceja.
- soy ingeniero en Lockwisse Inc. Hace poco me ascendieron -. Dije bebiendo un sorbo de cerveza.
- mira tu, eso es genial -. Le dió una mirada a Meg. - vaya suerte tienes, este chico te llevará alto -. ¿Se refería por el dinero?, vaya que comentario más basura e interesado, aquello me molestó un poco.

Alzo la vista hacia el medio de la fiesta, veo a un chico adosando a una chica, el tipo intentaba tocarle una nalga, mientras ella retrocedía, estaba de espaldas, sólo podía contemplar su cabello suelto, rubio y rizado. Estaba pasándose, me levanté sin escuchar lo que Curtis me decía, y me dirigí hacia la chica del vestido brillante.

- ¡déjame, Kevin! -. Soltó la chica antes de que llegara.
- no seas tonta, ven aquí conmigo, sabemos todos los presentes que eres una zorra -.
- no -.
- ¡que la dejes!, ¿acaso no la oíste? -. Vociferé.
- que te metes tu, idiota -. Me habló el chico de cabello negro y barba larga, parecía un vago muy flaco. 
Me empujó, en aquel momento me sentí eufórico, sabía lo que significaba, todo indicaba la palabra "pelea", en todas sus formas.

Hasta que veo entre medio de todos, a un rostro familiar y angelical.

¿____________? ¿Eres tú?

Extraordinary [Milo Manheim y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora