Extraordinary [Milo Manheim y tú]

20

{Milo}

- ¿disculpa qué has dicho? -. Tragué saliva y acerqué más el móvil hacía mi oreja. - no te oí perfectamente -.
- te dije que estoy embarazada -. Sabía que no había oído mal, eso es completamente imposible, cuando dormí con ella usé preservativo, esto es un error, no sabia que decir, quizás no es mío y ella solo me lo está contando, si, de seguro eso debe ser.

Me siento nervioso.

- ah, genial, Alexis, ¿quién es el padre? -. Comencé a divagar.
- creo que no me entendiste del todo, Milo, bueno, aunque tampoco me di a entender de la mejor manera -. Se detuvo por un momento, me sentía confundido, anhelando que no dijera aquello que no quería oír. - pero, lo que en verdad quise decir, es que tú eres el padre -. Dijo un poco nerviosa.
- ¿yo? -. Estaba temblando, no quería esto.
- si, tu, no se que va a pasar, ni idea, y debes estar ocupado ahora, pero si quieres podemos hablar cara a cara otro día, y aclararlo de mejor manera, ¿si? -.
- creo que está bien por mi -. Hablé frío y corté la llamada de inmediato, ya no quería oír a esa mujer; me tenía hasta los cojones. ¿Qué haré ahora? No es como lo imaginé, ¿qué le diré a Meg? Yo quiero estar con ella de verdad, y viene esta empalagosa a decirme eso, necesitaba procesarlo, debía irme de allí.

- Milo, ¿dónde vas? -. Preguntó Meg alcanzándome, vaya embrollo, me sentía muy nervioso y derrotado.
- ems... -. Intenté pensar. - mi madre me llamó, dice que está preocupada, y se siente un poco enferma, debo ir a auxiliarla, creo que necesita mi ayuda -. Me aclaré la garganta.
- oh, bien, nos veremos pronto, Milo, acarició mi mejilla, espero verte muy pronto y deseo que tu madre esté muy bien, y que por supuesto se mejore, quisiera conocerla un día, debe ser maravillosa -. No encontraba las palabras.
- si, gracias, Meg, eres muy linda, nos veremos muy pronto, no te preocupes, te llamaré -. Le di un tierno beso en la mejilla, tomé mi chaqueta del perchero y me largué de allí.

Desperté sin ganas de nada, aparte de resaca, algo terrible, sin embargo, mi teléfono sonó en tono de mensaje, no quería verlo, no quería ni siquiera saber de Alexis Ren, nunca nunca más, a pesar de que podían haber posibilidades de que ella estuviera esperando un hijo mío, me resignaba completamente a aceptarlo, es que, tengo límites como hombre.
La curiosidad me mató y revisé que había en la pantalla de mi teléfono.

Meg:
Hola, Milo, buen día, espero que estes bien, por favor llámame, dime qué estás perfectamente.

Tomé el teléfono rápidamente y le marqué a Meg, tenía un profundo dolor de cabeza, me sentía demasiado cansado, sin embargo, no podía conciliar el sueño de ninguna manera.

- ¿Milo? ¿Qué tal te encuentras? ¿Cómo está tu madre? -. Preguntó Meg emocionada de escucharme.
- ¿qué tal, Meg? Yo estoy bien, casi de maravilla si no tuviera esta resaca que corrompe mi cabeza -. Reí, ella también lo hizo. - no madre está bien, ahora mejor -. Dije nervioso.
- me agrada oír eso, Milo, estoy bien también, gracias por preguntar, espero que nos veamos el lunes, puedes ir por mi al trabajo -. Se notaba animada.
- por supuesto, Linda Meg, ¿a qué hora? -.
- a las 20:00 hrs, estará más que bien -.
- perfecto -.
- te esperaré en The Venue -.
- claro, claro, aunque me gustaría verte cantar allí, que es lo qué haces -.
- puede ser -. Se detuvo por un momento. - bueno, Milo, hablamos luego, tengo que ordenar una que otra cosa, después nos vemos, adiós, besos -.
- adiós, linda -. Colgó.

Ya estaba hasta los cojones con el dolor, bajé las escaleras aún con la ropa de ayer, me había dormido de inmediato sin darme cuenta de lo que andaba trayendo.

- hola, hijo, vaya, te ves... -. Intentaba reunir las palabras adecuadas.
- horrible, lo sé -. Me adelanté.
- ven, te preparé algo, para tu problema de -. Otra vez lo pensó. - todo, en realidad -. Se dirigió a la cocina.

Hasta que mi teléfono sonó de nuevo en notificación, lo miré.

Alexis Ren:
Milo, tenemos que hablar como te lo dije ayer, te veré en Pine Avenue a las 5 pm.