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- Amor, despierta, son las siete de la mañana -. Hablaba fuerte para que Jung despertara, este hombre al dormir era un tronco.
Aún no despertaba.
De pronto veo al pequeño George avanzando con su peluche y tallándose los ojos.
Me ajusté más las sábanas a mi cuerpo, me encontraba desnuda y no quería que mi hijo me viera así.
- ¿qué pasa con papi? -. Preguntó el niño acercándose tiernamente.
- no despierta -. Dije.
- papi, despierta -. Se subió a la cama y comenzó a saltar encima de Jung.
El comenzó a toser.
- ¿qué pasa? -. Despertó de golpe.
- cariño, son las siete, debemos ir al trabajo -. Jung se sentó en la cama y bostezó. Me dió un tierno beso en los labios.
- hijito, no vuelvas a hacer eso, papá casi muere -. Rió y el niño rió con el.
- no lo volveré a hacer, papá, si prometes no volver a quedarte dormido -.
- lo prometo pequeño bribón, ahora ve a tu habitación, que mamá y yo tenemos que levantarnos, le avisaré de inmediato a Kelly que ya despertaste -. El niño asintió y salió de nuestra habitación.
Jung se levantó, también estaba desnudo por lo qué había pasado anoche.
- bueno, cariño, ¿qué esperas?, vamos a ducharnos -. Asentí y fui con el.

Me arreglé y bajamos juntos, George ya se encontraba allí, estaba desayunando, al parecer Kelly estaba en la cocina, ella era la mucama, quién también cuidaba de George cuando nosotros nos encontrábamos en el trabajo. Jung tenía mucho dinero, también es heredero de una compañía de su familia, así que es de escasos recursos y nos da la mejor vida, es un gran hombre.
Desayunamos y nos fuimos a trabajo.

- creo que ya falta poco para inscribir a George en un jardín, ¿no lo crees? -. Pregunté mirándolo conducir.
- si, será un niño muy bueno allí, hará muchos amigos -. Sonrió mirando el camino.
- si, porque tu lo criaste así, con muchos valores, eres un gran padre, querido -. Besé su mejilla.
- sé bien que George no es mi hijo de sangre, pero yo he sido su padre, yo lo he criado, estoy muy feliz de haber compartido mi vida contigo, mi amada, ____________, te amo, y que te hayas enamorado de mí, me pone muy feliz, enserio -. Me miró con aquel brillo en sus ojos.
- también te amo, Jung, gracias por cuidar de nosotros y darnos tu apellido, de verdad gracias por todo lo que has hecho por nosotros, cariño -. Me apoyé temporalmente en su hombro.
- no es nada para la única mujer que has amado en tu vida -. Me sonrió.
No podía decirle lo mismo porque yo amaba a Milo y creo que en el fondo de mi corazón lo seguía amando un poco.

- llegamos, preciosa -. Bajamos del auto y entramos al trabajo.
Otra vez, esta vez yo tenía que defender tres casos diferentes, siempre lo mismo, asesinatos, robos y piromanía.

Entré a mi oficina y allí habían dos personas, mas mi asistente.
- señora Jeon, llega un poco tarde -. Habló mi asistente.
- si, con mi esposo nos retrasamos, ¿qué pasa hoy? -. Miré a las personas presentes.
- bueno, este es el señor y señora Wheeler, son acusados de asesinato en serie, aparte de tener un cementerio en casa -. Habló mi asistente de nuevo.
- buenos días, soy la señora Jeon -. Les tendí la mano a ambos.
- buenos días, yo soy Martha y el es Cyrus -. Habló la señora, tenía al menos unos cuarenta años. Me senté.
- bueno, cuéntenme, ¿por qué están aquí? ¿Y en que puedo ayudarles?, recuerden decir nada mas que la verdad a su abogado, si alguno me miente, también es un delito, aparte, que los ayudaré, pero solo con la verdad, no saben todo lo que he callado, recuerden que esta no es una comisaría y lo que digan no serán divulgados, no soy partidaria de la ley, señores-. Hablé con seguridad.
- por eso vinimos, señora Jeon, usted es la mejor abogada local que puede ayudarnos -. Dijo la señora.
- prosigan -. Decía seria.
- la verdad, es que si matamos gente -. Quedé helada cuando el caballero dijo eso tan seco, pero había escuchado tantas cosas ahí que me quede imperturbable.
- bien, díganme, ¿a cuánta gente han matado? -. Pregunté con cara de póquer.
- al rededor de unas treinta personas -. Contestó la señora.
- ¿treinta personas? -. Mi voz se notaba un poco alarmada, porque así era.
- si, y la mayoría las tenemos enterradas en nuestro patio -. Agregó el señor con frialdad.
- tenemos una denuncia en nuestra contra, pero no han probado nada aún, necesitamos ayuda con eso -. Habló la señora.
- por supuesto, deben decirme el porqué de sus muertes y todos los que mataron, con el fiscal, mi esposo, iremos a ver en que condicione está su cementerio del terror, en el camino y allá nos contaran todos los detalles -. Ellos asintieron.
- Howard, llama al señor Jeon ahora mismo, dile que su esposa lo cita a su oficina -. Le ordené a mi asistente.
- por supuesto, señora -. Salió de la oficina y al rato volvió con Jung.
- ¿qué es lo que ocurre, mi reina? -. Entró y se sorprendió al ver a los Wheeler allí.
- verás, cariño, necesito que me ayudes, tenemos que visitar su casa hoy -.
- ¿a qué se debe la visita? -. Preguntó Jung.
- bueno, digamos que tenemos que visitar el bello cementerio criminal de esta hermosa pareja -. Contesté como una psicópata.
- claro, preciosa, terminaré lo pendiente y nos vamos -. Me guiñó el ojo y salió.
- bien, deben aguardar un poco, mi esposo no tarda e iremos a su casa -. Ellos asintieron y salieron de mi oficina, esperarían en la sala de estar.
Vaya caso que me tocó, ahora, ¿cómo lo defiendo?...

Extraordinary [Milo Manheim y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora