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[Milo]

El trabajo había sido agobiante, sobre todo teniendo a Alexis intentando mimarme como si fuera su novio, me colmaba un poco, realmente era desesperante, cree que porque me acosté con ella una vez ahora iré baboso detrás de ella, está muy equivocada.
- Milo, osito, te traje tu café -. Me lo dejó en mi escritorio.
- gracias, Alexis, eres muy considerada -. Le agradecí con una sonrisa cínica.
- de nada, cariño, nos vemos en la noche -. Se fue por la puerta.

Estaba un poco harto de Alexis, ya había pasado una semana de que nos acostamos y me trataba melosa, me cargaba totalmente y me hacía desear estar muerto, si tan solo ___________ se hubiera quedado conmigo, sería la única persona a la cual aceptaría todos aquellos mimos, ¿por qué me dejaste?, te odio por eso, por casarte con el hombre perfecto y tener una perfecta familia, de seguro deben amarse tanto, y yo aquí sufriendo y recordándola, pero ella me engañó, me utilizó, yo los vi, estaban a punto de acostarse, estoy seguro, segurísimo que mas de una vez se acostaron y ella venía engañándome de antes, pues por algo se casaron, tórtolos, soy un idiota, un completo idiota, me odio a mi mismo por todo esto.

*Llamada entrante*

- ¿qué ocurre, Craigh? -. Dije cansado.
- bueno, amigo, hace tiempo que no pasamos buen tiempo de calidad como los viejos tiempos, el ser padre es agotador, ¿qué tal si vamos por un trago a algún pub? -.
- suena bien, así me saco a Alexis de encima -.
- ¿Ren te molesta? -. Rió por lo bajo, sin embargo lo escuché igual.
- si -. Suspiré. - más tarde hablamos de eso, ¿si?, seguiré en mi trabajo -. Colgué.

Al menos tenía algo que hacer en la noche y no estaría aburrido.

Terminé mi trabajo y me dirigí hacia la salida.
- Milo, ¿no te irás conmigo hoy? -. Preguntó Alexis desde una lejanía deteniéndome el paso.
- lo siento, hoy tengo una junta con mi mejor amigo Craigh, nos vemos luego, Alexis -. Le di un beso seco en los labios y me alejé de allí.

Me dirigí a casa y me cambié a ropa más cómoda.
- ¿adónde vas, hijo? -. Preguntaba mi madre. «si, si se preguntarán, aún con casi treinta años vivo con mi madre».
- voy con Craigh por un trago -. Hablé tomando el pomo de la puerta para salir.
- cuídate, hijo -. Cerré la puerta tras de mí y conducí hasta el pub en dónde siempre nos juntábamos con Craigh.

Entré y vi que alguien saludaba con la mano llamándome la atención, era Craigh, me acerqué hacia el.

- oh, amigo, te ves de la puta madre -. Habló mi amigo mirándome atentamente.
- lo sé, el trabajo y la vida me tienen así -. Señalé mi cuerpo y me senté.

Llegó el mesero y nos preguntó que deseábamos beber, encargamos algunas cervezas.

- ahora cuéntame, ¿qué pasó con aquello de Alexis? -. Preguntaba Craigh intrigado.
- me acosté con ella hace una semana y ahora cree que soy su noviecito -. Dije un poco cabreado.
- vaya, está un poco loca, ¿usaste preservativo, verdad? -. Preguntó asustado.
- si lo hice -.
- mira que es muy fácil, yo también me acosté una vez con una chica y ahora cree que soy el padre de su hija, y lo soy -. Rió.
También me hizo reír a mí.
- no pienso tener hijos por ahora -. Hablé seco bebiendo de la cerveza.
- estás viejote ya, debes conocer a alguien pronto, las canas te salen -. Dijo sonriendo.
- es cierto, pero no sé, me he oxidado, pensé que mi vida sería con __________ -. Bajé la cabeza.
- ¿la que te engañó y se fue con el asiático millonario y tuvieron un hijo? -. Preguntó Craigh gracioso.
- si, la misma, Craigh, gracias por recordármelo -. Contesté irónicamente.
- ya supéralo, Milo, ella está feliz con el señor Jeon dueño de todo, debes rehacer tu vida, y no ves que Alexis está profundamente enamorada de ti, inténtalo con ella, no tienes por qué empezar de nuevo -. Habló sabiamente.
- tienes razón, hermano, puedo intentarlo -. Hablé. Me quedé pensando, Alexis sería buena madre, obviamente no me casaría con ella, pero debía ya comenzar a separarme del lecho materno, había decidido, iría a a vivir con ella algún tiempo y después dejarla embarazada para comenzar a criar al fin, debo echar raíces, raíces al igual que __________.

Aquella noche hablamos de muchas cosas, algunas triviales como otras no tanto, terminamos totalmente borrachos.

Así nos fuimos a casa.
- ¿hijo, crees que estas son horas para llegar así de borracho? -. Dijo mi madre abriéndome la puerta.
- estoy bien, madre, déjame pasar, iré a dormir -.
- ¡Milo Manheim!, ¿cómo se te ocurre llegar tan borracho? -. Alzó la voz.
- tranquila, mamá, estoy completamente estable -. Me balanceé. - iré a mi habitación -. Me dirigí a mi recámara torpemente a puros golpes entre las murallas.

Extraordinary [Milo Manheim y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora