- ¡Mamá! -. Gritaba George desde el otro cuarto. Me asusté y corrí hacia su habitación.
- ¿qué ocurre, hijo? -. Me encontraba exaltada, pensé que le había pasado algo.
- mira mami, he hecho un dibujo de nosotros -. Sonreía.
- ¿ah sí? -. Me puse de cuclillas a su lado. - ¿puedo verlo, cariño? -.
- si, ten -. Me tendió el dibujo bastante colorido, era hermoso. - allí estás tú, yo y papá -. Sonreía feliz.
- que bello dibujo, mi niño -. Acaricié su cabello, para ser un niño de dos años y medio, era muy inteligente y hablaba muy bien.
- ¿qué hacen mis amores? -. Escuché una voz masculina tras de mí.
- ¡papi! -. Saltaba de alegría el pequeño George.
- mi hijo precioso -. Jung lo levantó por los aires; George no tenía ni un parecido a el, de hecho, el pequeño era igual a Milo cuando era pequeño, pero con cabello rubio y mi nariz.
Me asombraba ver lo mucho que Jung lo quería, aunque no fuera su hijo biológico, el lo veía con ojos de padre, creo que en estos años le he tenido cierto amor a Jung, no tan poderoso como el que le tuve a Milo, pero si lo amaba, como esposo y como padre de mi hijo, porque sí, considero a el como su padre, ya que el lo está criando; aparte me respeta, creo que debería darle una oportunidad, así la familia no sería tan farsa, todo era por mi hijo.
Miré a Jung mientras le daba mimos a George.
- Jung, ¿podemos hablar? -. Dije decidida.
- claro, cielo -. Bajó a George. - bueno, tú pequeño bribón, quédate allí y yo y mamá iremos a charlar, ¿si? -. El niño asintió entendiendo el mensaje, salí de la habitación hacia la nuestra. - ¿qué es lo que quieres hablar, __________? -. Suspiré.
- ven siéntate -. Me senté en la cama y le di palmaditas a en mi costado para señalarle que se sentara junto a mi, obedeció a mis palabras.
- bien, te escucho -. Parecía confundido.
- Jung, ¿tu me amas? -. Pregunté, al parecer aquello lo había dejado perplejo porque abrió los ojos de par en par asombrado.
- siempre te he amado, __________ y lo sabes -. Quitó un mechón que me estaba molestando en el rostro y lo acomodó detrás de mi oreja con ternura.
- pero yo hablo, de amar, como amantes, como novios, con amor verdadero, tan pasional -. Recalqué.
- ____________, te amo como mi esposa, y si, es amor verdadero, siempre lo sentí, por eso me quedé junto a ti, por eso amo a mi hijo, aunque biológicamente no sea mío, dime, ¿qué hombre se queda al lado de una mujer a pesar de todas las circunstancias sin amor?, absolutamente nadie, siempre he estado enamorado de ti, y por eso te he respetado, respeté siempre que tu amaras a otro hombre, era una tortura para mi, pero por ti lo he hecho, porque sin obtener nada a cambio te amo -. Me sonrojé al escuchar sus palabras, yo también lo amaba, de eso me encontraba segura ahora.
- Jung, yo también te amo -. Hablé sincera.
- ¿me amas enserio? ¿Amor verdadero? -.
- amor del bueno, Jung -. Sonreí.
- ¿sabes? Me has hecho el hombre más feliz de la vida -. Sonreía como loco. - ¿puedo besarte? -. Preguntó nervioso, asentí.El me besó, yo sentí sus ligeros labios, éramos ya adultos, pero yo aún sentía ese cosquilleo en el cuerpo al sentir los labios de alguien, un beso era algo completamente sentimental para mí, algo increíble, sin dudas, no aceptaba los labios de cualquiera, solo dos personas me habían besado en mi vida, solo dos, mi vida suena aburrida, ya estoy a un paso de los treinta y solo he besado a dos personas y me he acostado con una, cuando otras mujeres ya han flipado.
Seguía el beso, tranquilo y romántico, era perfecto aunque...
Extrañaba los besos de Milo...