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[Milo]

Haber conocido a Meg, fue algo nuevo, ella era auténtica, no como Alexis, aquella chica estaba un poco loca por mi, más bien obsesionada con que yo fuera su novio, pero jamás le hice aquella propuesta.

Iba caminando a casa en la noche, esta vez no había traído el auto debido a que está en reparación, algo que le pasó al motor, lo llevé de inmediato al ingeniero, iba caminando hacia un solo rumbo, mirando las tiendas al pasar hasta que paso por un estudio de tatuajes, era el mismo en el que __________ se había hecho los suyos. Si ella tenía tatuajes, se los hizo el año pasado antes de irse, se que primero tenía unos rombos en la pierna derecha pequeños, como de unos diez centímetros. Luego se hizo aquella serpiente gigante en la espalda con flores que mide mas o menos unos veintitrés centímetros. Se los hizo porque tenia ganas de sentir la aguja en su cuerpo, recuerdo aquel día cuando la acompañé, debe ser muy valiente para hacerse todos aquellos, aunque no se le ven para nada, solo yo sé que los tiene; bueno yo y ese imbécil asiático.
Abrí la puerta y pasé a la tienda.
En el mesón había un hombre fornido y calvo con un bigote rockero, típico de Estados Unidos.
- hola, ¿en qué puedo ayudarlo? -. Preguntó con una voz gruesa.
- quiero un tatuaje -. Me decidí.
- ¿dónde? -. Me detuve a pensar por un momento.
- en el antebrazo -. Hablé.
- ¿de qué tamaño? -. No quería algo tan grande, era mi primer tatuaje, debía probar primero.
- ¿unos cuatro centímetros? -. Le mostré la medida estimada con los dedos.
- bueno, ¿y qué es lo que se quiere hacer? -. Preguntó arqueando una ceja.
- la reina de corazones, quiero decir una Q y abajo acompañándola con un corazón -. Intenté ser específico, la reina era ella, __________, por estar en mi mente siempre, pero la odio, y el corazón era el mío, se lo había robado, y había sido mala, igual que en el país de las maravillas con Alicia, sin duda era algo que quería recordar; si ella no era mía, al menos recordar todo el amor que alguna vez tuve por parte de ella.
- bien, ¿cómo esto? -. Había esbozado en una hoja de papel lo que quería.
- si, exacto -. Hablé.
- bien, pasa, Ronald te ayudará, el es el tatuador -. Me mostró el estudio.
Pasé y había un chico con cabello largo, barba y una gorra.
- hola, soy Ronald Harrington, el tatuador -. Me tendió la mano.
- Milo Manheim -. Le sonreí. Miró la hoja que había esbozado el otro hombre.
- ¿esto es lo que quieres? -. Preguntó mirándolo.
- si -. Asentí.
- bien, lo imprimiré, para que quede perfecto, ¿me esperas? -. Asentí y se dirigió hacia la computadora, luego de un momento sacó la hoja de la impresora y comenzó a dibujar con lapicera arriba de la impresión, me di cuenta que tenia una hoja de papel calco abajo. - bien amigo -. Recortó el dibujito. - levántate la camisa -. Le hice caso. - bien, comencemos -. Habló.
Me esparció un tipo de crema violeta que se volvió incolora al contacto con mi piel, luego de eso, reposó con cuidado el dibujo en mi brazo y lo aplastó con la mano para que se pegara, luego de aquello lo despegó y el dibujo quedó implantado en mi piel.

Se sentó frente a mí.
- bien, reposa tu brazo aquí -. Era una especie de almohadilla especial. Lo hice.
El comenzó a preparar su maquina y el color que iba a utilizar, que en este caso era el rojo, también se colocó los guantes y sacó un poco de vaselina con miel y la impregnó en su guante, cuando ya tuvo todo preparado, encendió su tatuadora y reposó la aguja con cuidado en mi piel. Sentí como penetró un poco, no sentía tanto dolor para gritar, era un dolor mínimo, allí estuvo concentrado unos quince minutos, y terminó, fue un trabajo rápido y pequeño, luego lo limpió bien, y me colocó un papel llamado film que mantendría el tatuaje.
- no puedes sacártelo hasta dos horas, no más de eso -. Habló.
- claro -.
- bueno, las indicaciones son: debes ocupar la crema que te recomendé dos veces al día por mínimo tres semanas, recuerda ser muy limpio, no te gustará para nada una infección, así que suerte con ello -. Habló amable.
- gracias, enserio -. Pagué y me retiré de allí y me fui directo a mi casa.
Admito que ardía un poco, pero en realidad no dolía nada, que buena experiencia.

Admito que ardía un poco, pero en realidad no dolía nada, que buena experiencia

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Extraordinary [Milo Manheim y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora