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[Milo]

Otro día agotador de trabajo.
Solo aguardaba a irme a casa para las fiestas, pues hoy se trataba ni nada más, ni nada menos que víspera de navidad, había salido más temprano de lo habitual en el trabajo, mamá y yo disfrutaríamos la cena.

- Milo, te traje un regalo -. Venía Alexis con una cajita mas o menos pequeña.
- gracias, Alexis -. La abracé y tomé la cajita. - yo también te hice uno, pero lo dejé en casa -. Mentí rascándome la nuca antes de salir.
- no te preocupes, querido, no espero nada a cambio, sólo que tengo mucho cariño por ti y ahí va algo, espero que te guste -. Sonrió.
- si viene de ti, me encantará -. Le di una sonrisa falsa y me fui.

Subí a mi auto y me abroché el cinturón de seguridad.
Revisé mi teléfono antes de conducir y vi un mensaje de Meg.

Meg: ¿qué tal, Milo? Feliz navidad.

Decidí responderle de inmediato.

Yo: Hola señorita Donelly, me encuentro bien, ¿y usted?. Feliz navidad.

Quería lucir lo mas caballeroso posible, esa chica era increíble.

No respondió enseguida, así que comencé a conducir.

Llegué a casa y cené con mamá, le había comprado sillón masajeador que tanto quería y ella me regaló muchas cosas.
Pues la pasamos bien, entre risas y ver la maratón de "Home alone", fue fantástico, pasaba tiempo de calidad con mi madre, ella estaba llegando a la edad, y no quiero dejarla sola por nada del mundo. De pronto, recibo una llamada.

*Llamada entrante: Meg Donelly*

Contesto.

- ¿Meg? ¿Qué pasa? -. Digo. Se oía ruido de fondo.
- Hola, Milo, sabes, tengo una especie de reunión en mi casa, ¿quieres venir? -. Preguntó casi gritando por el ruido de fondo.
- supongo que sería una buena idea -. Para distraer mi noche, sería algo nuevo y bueno.
- bien, te espero, te mando la dirección por mensaje, bye -. Colgó.

Vaya, Meg Donnelly invitándome a su casa, sonaba bien, bastante bien a decir verdad.
Me cambié de ropa y me cepillé el cabello y los dientes.
- ¿vas a salir, hijo? -. Preguntaba mi madre ordenando los platos.
- si, madre, te llamaré -. Me ajusté la camisa y salí por la puerta, revisé el teléfono y allí estaba la dirección de ella, conduje, no era muy lejos de aquí, hasta que llegué a la villa, me dió nostalgia ver todo aquello, Meg vivía en la casa de al frente de __________, dónde ahora vivía su madre, el mundo era pequeño, debía estar sola, así que decidí pasarla a ver, no perdía nada.

Toqué la puerta y la señora Smith me abrió, ya había envejecido un poco, al igual que mi madre, pero se conservaba bien.
- ¿Milo?, ¿qué haces por aquí? -. Miró a ambos lados de la calle.
- pues vine a una fiesta en frente y pasé a saludarla -. Dije respetuosamente.
- que gusto de verte, adelante pasa -. Me hizo espacio para pasar.

Me senté en el sofá, ahora era nuevo y de cuero, ya recordaba el antiguo, que recuerdos aquella casa, que recuerdos me traía de ____________.
- ¿cómo está? -. Le pregunté viendo que venía con una taza de chocolate caliente para mí. La acepté. - muchas gracias, señora Smith -. Le sonreí.
- no es nada, Milo -. Se sentó en el sofá de en frente. - pues yo estoy bien, ¿qué tal tú? -. Me miró y se acomodó.
- si, bastante bien -. Sonreí.
- ¿estás casado, soltero, con pareja? -. Preguntó con una sonrisa.
- por ahora me encuentro soltero -. Reaccioné serio.
- vaya, que bien -. Habló.
- ¿cómo está, _________? -. Me atreví a preguntar.
- ¿___________? -. Parecía sorprendida. Asentí. - bueno, ella se casó y tienen al pequeño George que es toda una ternurita, viven en Inglaterra, ahora dijeron que pasarían las fiestas en Alemania e irían a un tour por Europa -. Habló con un brillo en sus ojos mirando hacia la nada, sentía rabia dentro de mí, no soportaba que ella fuera feliz sin mi y yo tan desdichado.
- ¿se casó con ese Jeon? -. Pregunté ofendido.
- si, Jeon Jungkook, es todo un caballero, la trata como una reina, a ella y al pequeño George -. Sonrió.
- que bien -. Hablé lo mas amable posible, miré la hora. - bueno, señora Smith, nos vemos en otra ocasión, se me hace tarde y deben estar aguardando por mí -. Me levanté un poco molesto.
- adiós, Milo, que te vaya bien -. Me acompañó hasta la puerta.
- adiós, señora, y gracias por todo -.

Extraordinary [Milo Manheim y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora