[16 Sueños y realidad 💜]

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Las últimas semanas no han sido fáciles de llevar en la mansión Chiba; al parecer Sasame si hablaba enserio cuando decía que escuchaba campanas de bodas, pues ella y el chico australiano que conoció era igual de soñador, que mi amiga castaña.

Hace una semana Sasame le entregó su carta de renuncia, a mi hermana ambas pegamos el grito al cielo, cuando nos dijo que se iría a Sidney con su futuro esposo.

Había quedado con Zafiro en un café cerca de la universidad, según tenía una sorpresa para mí, al ver el anillo en mi mano un sentimiento extraño se albergó en mi —¿Estaré haciendo lo correcto?

—¿A qué te refieres con hacer lo correcto?

—¡Zafiro! —di un respingo de la silla, al escuchar aquella voz.

—Hola brujita ¿Te asusté? —preguntaba Zafiro a la vez que tomaba asiendo frente a Kurai.

—No como crees solo me tomaste desprevenida.

—Oh lo siento Kuri Chan —dijo tomándole de la mano izquierda entrelazando sus dedos—. Estás preciosa Kurai.

—Gra...cias Zafiro Kun.

—Kurai ¿Este año te gradúas? —inquirió Zafiro sin quitar la mirada de la pelinegra.

Asentí como respuesta —si así es este año obtengo mi licenciatura como psicóloga clínica, luego quiero especializarme en psicología infantil.

—Yo imagino que cuando eso pase, dejaras el trabajo en la mansión Chiba.

Si era lo más probable, mi ciclo en la mansión algún día llegará a su fin, un fin que está más próximo de lo que esperaba —si Zafiro es lo más probable.

—Ya era hora Kurai —respondió con evidente alegría—, no tengo nada en contra de tu trabajo brujita es solo que tú tienes tus planes, tus metas y cariño. Creeme que como doméstica eso no pasará.

No sabía cómo tomar aquel comentario, si bien Zafiro tenía razón, yo tenía mis planes y esos planes. No incluían mi trabajo en la mansión —tal vez sea cierto, pero como doméstica logré pagar mi carrera, las deudas de mi padre, y la hipoteca de mi casa en Kioto.

—Todo eso está bien linda, pero Mayu también te ayudó y mucho, tú no lograste todo sola y no quiero hacer menos tu trabajo. Solo quiero que veas que con un delantal y una cofia, no despegarán tus sueños y propósitos.

Suspiré resignada, Zafiro tenía las de ganar en el tema y francamente yo iba a dejar mi trabajo ya lo había pensado; es más ahora que lo pienso no se porque refutaba tanto con él, sobre este asunto si ya tenía una decisión tomada.

•••

Zafiro detuvo su auto, en un estacionamiento subterráneo, estaba ansiosa no me gustan las sorpresas. Pero él insistió mucho.

—Kurai cubre tus ojos —podía el peliazul entregándole una tela negra a Kurai—, yo te llevaré a tu sorpresa.

—Zafiro no me gustan las sorpresas y lo sabes —dije tomando aquella tela, para atarla al rededor de mis ojos-. Si me caigo...

—Ya brujita estarás bien, te prometo que no es nada malo, crees que te dejare caer, eso no pasará amor.

Zafiro bajó del auto y ayudó a la pelinegra también a bajar, Kurai era llevada por Zafiro a un ascensor.

—¿A qué piso vamos? —pregunté ya entrando en confianza.

—¿Estas mirando? —cuestiona Zafiro dudando, de si la pelinegra pudiera ver—, no hagas trampa Kurai.

Siempre Has Sido Tú 💜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora