[41 Reencuentro 💜]

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—Escuche Chiba es muy raro he llegado a la conclusión que esto no es un secuestro común. —Acotó el detective encarando a Mamoru, este caso se había vuelto un callejón sin salida para el oficial.

—¿A qué se refiere? —inquirió Seiya acercándose al oficial Hayate. —Al igual que Mamoru estaba preocupado por su sobrina, él era padre y no concebía la vida sin sus pequeños.

—Escuche, la niña desapareció a plena luz del día en una zona exclusiva de la ciudad, aquí hay mucha vigilancia, si se llevaron a la niña ella tuvo que gritar y forcejear.

—Entiendo —dijo el de coleta con su mano en la barbilla—, Mamoru ¿Crees qué tengas a  alguien  así?   —empero Seiya con dudas.

—No seas idiota que enemigo podría yo tener. —Espeto el pelinegro frotando las manos en su rostro  en señal de frustración.

—En eso mi hermano tiene razón, Mamoru siempre ha sido un ñoño pacifista, pero hay un hecho en concreto y es que unos delincuentes tienen a mi sobrina. —Refutó el pelinegro  de anteojos resaltando lo obvio.

—Pero por otro lado y es el motivo con más peso, es que ustedes son una familia importante... es decir...

—Si poli te entendimos somos millonarios y eso nos hace un blanco apetecible para muchos delincuentes. —Respondió Seiya con simpleza jugando con una pelota de goma, la cual hizo a un lado en cuanto el teléfono comenzo a sonar corrió con su hermano para atender el aparato.

El teléfono sonó de nuevo el pelinegro se levantó rápidamente para atender la llamada.

—Si. —Respondió Mamoru con premura.

—Bueno yo dije que te volvería a llamar para darte otra oportunidad de hacer el intercambio. —Dijo una voz distorsionada.

—Dime ¿Dónde y la hora? —cuestionó el desesperado pelinegro sin rodeos, deseaba este infierno culminara de una vez por todas y que su pequeña hija volviera a casa sana y salva.

—Bueno, bueno de la prisa solo queda el cansancio ya sabes las condiciones de la entrega si quieres a tu retoño. Debes ir solo si vuelves a cometer un error está vez no habrá una segunda oportunidad y para que digas que no somos malos te dejaré hablar con tu niñita. —Dijo el sacuestrador con sarcasmo.

—Papá...

—Usagi hija pronto estarás en casa hermosa lo prometo... —Dijo Mamoru con lágrimas en sus ojos.

—Papá sácame de aquí tengo miedo, por favor papá ven por mí. —Pedía la pequeña al otro lado de la llamada.

Las palabras de la niña hicieron a Mamoru derramar gruesas lágrimas, sentía el alma caer a sus pies, la impotencia y la ira apoderarse de él, al mismo tiempo, Chibusa sólo era una niña para pasar por tanto.

Negros recuerdos volvieron a él, ya que sabía perfectamente el miedo que su hija tenía.

—Ya oíste a la niña tiene miedo y quiere ir a casa con sus papitos, Chiba el tiempo corre en una hora te volveré a llamar para pactar el lugar del intercambiar, tic tac. —La llamada finalizó.

Dejó el teléfono nuevamente en su lugar con brusquedad, tuvo sentimientos agridulces al escuchar a su niña llorar asustada  escuchar la voz de Chibiusagi le devolvió el alma al cuerpo; pero está vez no podía haber errores, está vez debía traer a Usagi a casa.

—¿Qué te dijeron? —inquirió Seiya al ver la expresión de pocos amigos de su  hermano mayor.

—Que volverían a llamar para acordar el lugar del intercambio, hablé con Chibusa, Seiya mi niña está asustada escuchar su voz pidiendo que fuera por ella...

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