[47 pesadillas 💜]

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Se podían apreciar los últimos rayos de sol del día, el naranja el rojo y el violeta predominaban en el cielo parecía una enorme acuarela.

—Llegamos señorita Chiba.

Ignoró el llamado del chófer notificando que ya habían llegado a casa.

—Señorita.  —Llamó nuevamente el  muchacho con más fuerza en su voz.

Parpadeó repetidas veces ya había escuchado al chófer.

—¿Qué ocurre?

—Ya llegamos señorita. —Repitió el amable muchacho abriendo la puerta de la jovencita.

—Si disculpe Peruru.

—No tiene nada de que disculparse señorita Chiba, solamente su día no fue fácil. —Respondió el comprensivo chófer

—Exactamente Per, mi día fue una porquería. —Se quejó la adolescente con intención de abrir la puerta del auto y bajar.

Al ver a la muchacha dirigiéndose a la salida decidió actuar —espere un momento señorita yo abro la puerta. —El chófer bajó rápidamente del lugar del conductor, abrió la puerta del auto.

En cuanto Chibiusagi puso un pie en el suelo, el joven chofer no pudo evitar un tenue sonrojo en sus mejillas.

—Gracias —habló la chiquilla de falda tableada negra y largas calcetas de igual color, camisa blanca y corbata negra, traía consigo una mochila blanca colgada de uno de sus hombros y de la otra mano el saco del uniforme de la secundaria—; Per yo podía hacer eso sola. —Habló la jovencita de larga cabellera rosa y grandes ojos carmesi.

—No es nada yo... —meditó mejor sus palabras y su acción con la muchacha sintiéndose avergonzado—, si lo siento yo...

—Usted solo quería ser amable y se lo agradezco  —dijo la muchacha con una sonrisa en sus labios—, hasta luego Peruru te veo mañana. —Dijo ella dándose la vuelta siguiendo su camino.

—Adios. —Musitó  el chófer al ver a la jovencita entrar a la mansión.

—Bienvenida. —Saludó una mujer vestida de azul marino de apariencia robusta, pero de una mirada amable y maternal.

—Buenas tardes mari —saludó la jovencita con amabilidad—, muero por ganas de un rico postre mari por favor. —Pidió a manera de súplica la manipuladora chiquilla.

—Ah no jovencita no logrará convencerme está vez no me dejaré llevar por esos grandes ojos grandes   y manipuladores tuyos ya casi es hora de cenar —habló la mujer firme en su decisión de no cumplir el capricho solicitado por la chiquilla.

—No seas así —dijo la muchachita en tono de súplica —, solo un bocadillo dulce, anda uno solo nada más.

—Niña en los cuatro años que llevo trabajando en esta casa siempre caigo ante esa mirada rojiza de cachorro.

—¿Entonces...?

—Ve a cambiarte ese uniforme te llevaré unas galletas de canela y manzana y un poco de leche.

—¡Gracias Mari eres un ángel...!

—Bueno, bueno basta de adulaciones pequeña manipuladora, ahora ve a tu habitación y cámbiate ese uniforme.

—Si.

Chibiusagi iba escaleras arriba pero a medio camino, el ama de llaves la detuvo.

—Llegaste muy tarde hoy de la escuela en un rato más va a oscurecer Chibiusagi. —Dijo el ama de llaves en tono maternal.

Siempre Has Sido Tú 💜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora