[30 Otros sentimientos 💜]

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Leía el periódico como habitualmente lo hacía cada mañana, era normal que el matrimonio de su hijo abarcase la primera plana, pero algo más abajo de la unión de Mamoru y Usagi llamó su atención, era Seiya el motivo de la nota en el periódico, Suspiró cansada  intuyendo el pie de nota.

"El menor de los herederos Chiba protagoniza escena de celos en la entrada principal del hotel donde se  llevaba a cabo la recepción de la  boda de su  hermano mayor".

Dejó de leer para procesar lo ocurrido anoche, la noticia la hizo atragantarse con el café. Sabía que Seiya y Kurai tenían una extraña relación, ambos eran muy obstinados, debía aceptar que la mayor parte de culpa la tenía su hijo.

—Señora Chiba ¿Desea algo en particular para desayunar? —musitó una joven mucama, pelinegra y ojos de igual color.

—Saori solo un omelette de jamón y queso y más café por favor. —ordenó Kakyou esbozando una sonrisa a su empleada.

Quedó nuevamente sola en el jardín de su casa, se dispuso terminar de leer el periódico, pero una pequeña pelirroja se acercó a ella sujetándose de sus piernas.

—Buenos días para ti también pequeña Selene —saludó cariñosa a su nieta, al ver a su hijo también tomar asiento usando gafas oscuras, dos cosas pasaron por su cabeza un golpe en su ojo, o también podría ser que no hubiera dormido en toda la noche.

—Chichibi te sacó de la cama ¿No es así? —se limitó Kakyou a preguntar, aunque estaba casi segura de la respuesta—, dime algo querido hijo ¿Cuántas veces debo decirte? Que detesto las gafas oscuras en la mesa, no pido mucho. —Soltó Kakyou la advertencia disfrazada con azúcar en sus palabras.

El pelinegro iba a decir algo, pero nuevamente  apareció la empleada con el desayuno que la pelirroja había pedido momentos atrás.

—Muchas gracias Saori para Selene, prepara algo rico pero saludable y que tenga manzana, a mi nieta le encantan las manzanas.

—Y usted ¿Quiere algo? —preguntó la muchacha al pelinegro de coleta y mal humor.

—Café solamente y bien cargado...

—Saori también trae un omelette como el mío. —Pidió Kakyou a la empleada de servicio, una vez solos madre hijo, Kakyou se animó a preguntar—. Seiya el café no solucionará la estupidez de anoche y ahora con un dominio, quítate las jodidas gafas no lo repetiré una vez más. —Replicó Kakyou perdiendo la paciencia. 

  Se quitó las gafas mostrando dos grandes ojeras, bajo sus enrojecidos  ojos, miró el  periódico en  la mesa, para luego suspirar y frotar ambas manos en su  rostro. —Madre lo que allí dice no es verdad, o bueno no es verdad del todo. —Se excusó el pelinegro sabiendo que allí siempre exageraban todo.

Meditó las palabras de su hijo quería hablar con él y saber que siente honestamente por Kurai, para ella aquella chica era especial y debía cuidarla, Yume así lo pidió y cuidarla incluía alejarla de su hijo de ser necesario, no podía hacerse la desentendida sabía que Seiya emocionalmente no estaba bien. Pero debía preguntar y ver si entre los dos florecía algo limpio, sin pasado, ni recuerdos amargos.

—No terminé de leer la nota del periódico, te escucho, tú dime come sucedieron realmente las cosas.

—Madre soy un idiota anoche las cosas iban bien, luego la vi con otro y no se que ocurrió, eran celos, enojo y me molestó el hecho de que nada de lo que hago, Kurai parece que le importe...

—¿La quieres? y se honesto, porque si resulta que es algo momentáneo yo misma, me encargaré de que no la vuelvas a ver ¿Me entendiste? —habló Kakyou determinada.

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