[18 Heridas abiertas 💜]

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Me despertó el sonido atormentador de mi celular, era Mayu quién llamaba.

-Diga. -Respondo aún adormilada.

-Kurai son casi las siete de la mañana ¿Aún estás durmiendo? -inquiere Mayu con cierto reproche en su voz.

-No Mayu como crees -dije tratando de sonar despierta-, dime cómo está todo ¿Qué pasa ahora con papá?

El silencio de mi hermana me dió a entender que nada bueno pasaba.

-Kurai no regresaré hasta el martes, papá tuvo un coma etilico, además ha estado otra vez apostando.

-¿Pero como está él? Mayu debo estar contigo, saldré ya mismo...

-No -dictaminó la otra pelinegra tajante en su orden-, tu deber es tomar mi lugar en la mansión, ya pedí permiso a Mamoru ya que la señora está en un lugar sin comunicación alguna.

-Pero hermana...

-Kuri chan si quieres ayudar, está es la manera de hacerlo. -Dijo Mayu finalizando la llamada.

Suspiré cansada la actitud de mi padre, cada vez era peor ¿Acaso no entendía los sacrificios que Mayu y yo hacemos? Ya no me sorprendía pero si me decepcionaba su falta de voluntad.

Era fin de semana pero aún así debía trabajar, dejé el celular en el buró allí cierto pañuelo llamó mi atención, tome con delicadeza aquel pedazo de tela, recordando lo sucedido ayer.

-Flashback-

Iba con una bandeja llena de té y galletas, de la nada alguien me embistió tirándome al suelo. Dejando como resultado un desastre frente a mi.

Alcancé a ver quién era el causante de aquella tragedia, pero el culpable, o mejor dicho la culpable no se inmutó en siquiera ayudarme. O al menos pedir disculpas.

Resignada y molesta, me arrodillé a recoger todo.

Seiya quien estaba en la biblioteca, con Yaten y Taiki si escucharon aquel estruendo y salió a ver qué era, pero al ver a Kurai en el pasillo arrodillada recogiendo aquel desastre se acercó ayudarle.

-¿Kurai qué te paso estás bien?

-S...si no se preocupe joven Chiba -dije bajando la mirada y recogiendo todo rápidamente, pero un trozo de porcelana se clavó en mi dedo, haciéndome quejar de dolor.

-Kurai ten más cuidado, las astillas podrían encarnarse
-dijo Seiya tomando la mano afectada de Kurai para luego sacar un pañuelo y envolver, el dedo de la pelinegra para que dejara de sangrar.

Estaba sonrojada a más no poder.

El gesto de Seiya quería agradecer, pero las palabras no querían salir de mis labios.

-Quedate el pañuelo Kurai y ten cuidado, ve por un trapeador y un recogedor si, yo me quedo recogiendo.

-¡Pero joven ese es mi trabajo, deje que yo me encargue de recoger...!

-Kurai no seas terca además recuerda, que hay una niña en la mansión y puede hacerse daño con una astilla. Anda pequeña terca. -Kurai se puso de pie y fue por una escoba y un recogedor.

-Seiya si no querías galletas está bien, pero no tenías que tirar toda la charola

Bromeaba Yaten que había ido con Taiki a ver porque este tardaba tanto.

-Muy chistoso Yaten pero esto fue un accidente a Kurai se le cayó la charola.

-Así estará de enamorada de ti que hasta el equilibrio pierde la pobre. -Susurró el albino a su hermano castaño.

Siempre Has Sido Tú 💜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora