Casandra

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Advertencia: Este capítulo contiene leve mención de hard. Ya sé que esto se l@s pela xd así que disfruten marran@s ( ͡° ͜ʖ ͡°)

Yukio estaba harto.

No sabía cuanto tiempo había pasado, pero era bastante como para acabar con su paciencia.

No tenía idea de donde se encontraba su hermano.

Se detuvo bajo la sombra de un árbol para recuperar el aliento y maldijo el gran territorio que abarcaba todo el Olimpo. Las posibilidades de encontrarlo disminuyeron drásticamente y solo aumentaron su ira.

Entrecerró su mirada y trató de enfocarse mejor en un pequeño punto negro que cada vez más se acercaba a donde se encontraba él, hasta que finalmente pudo distinguir al caballo alado perteneciente al rubio que...

Que...

Se sonrojó y carraspeó.

-...Seiya ¿Qué pasa? —Acarició la melena del alterado animal. Este relinchó y se agitó, empujándolo levemente—...Ey, espera...—Trató de frenarlo, percatándose de que cada vez se encontraba más cerca del borde de la isla flotante—...¡Seiya!

El caballo relinchó y se levantó sobre dos de sus patas, asustando al pelinegro, haciendo que este fuera hacia atrás, desequilibrando su cuerpo y finalmente cayendo de ahí con un grito.

Yukio ahora se encontraba en caída libre. Sus ojos estaban muy abiertos mientras observaba como la vegetación se volvía cada vez más nítida. Su martillo. Tomó su martillo para elevarse pero su mano no pudo sostenerlo con la fuerza suficiente e hizo que este terminara lejos de él.

Maldijo entredientes y cerró sus ojos con fuerza, esperando el impacto que nunca llegó.

Sí, oyó el estruendo de su martillo al impactar contra el suelo, pero no sintió dolor alguno y eso lo confundió.

Lentamente abrió sus ojos y observó la pequeña flor que estaba a centímetros de su nariz. Volteó el rostro y se dio cuenta que su túnica estaba siendo sostenida por el hocico del pegaso.

¿Había sido tan rápido para atraparlo antes de que quedara aplastado en el suelo?

Los pegasos eran sumamente impresionantes.

El animal lo soltó y él pudo ponerse en pie. Sacudió el poco polvo en su traje y miró a su alrededor. Era un prado, como los de los libros de su padre. Sin duda era precioso.

¿En donde se encontraba?

-...Areh~ —Dijo, acercándose a él, rodeándole, curioso—...¿Pero qué tenemos aquí?

-...Emmmm...—Lentamente se acercó al pegaso y subió a su lomo, nervioso—...Lamento esto, pero tengo prisa...—Dijo, lo más cordial que pudo—...Nos vemos...—Se despidió e hizo que el animal avanzara, galopando antes de despegar.

Hécate le observó sin decir nada. Solo sonriendo.

Ya estando lejos, Yukio respiró con tranquilidad. Si bien, aún no estaba del todo a salvo, ya que se encontraba en el plano mortal, al menos en el aire habría menos posibilidades de tener problemas.

Ese era territorio griego y no todos los dioses de ahí vivían en el Olimpo. Muchos otros residían en ese lugar y podrían ser hostiles con su presencia.

En primer lugar, no había sido culpa suya. Seiya lo había lanzado ahí ¿Porqué? De por sí ya era extraño verlo sin el rubio.

Alto.

¿Era probable que le hubiese pasado algo a Kise y por eso Seiya había hecho aquello?

Por Odín, esperaba que no fuera así.

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