Travieso~

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-...¡Me las vas a pagar! —Exclamó el moreno mientras corría tras el de cabello tricolor.

-...¡Lo dudo! —Exclamó él, mientras subía a un árbol y escalaba hasta la rama más alta.

-...¡Baja de ahí, enano! —Exclamó Aomine, cabreado.

-...Emmmmm...Nop~ —Le sacó la lengua y se acostó en la rama.

-...Eres un...—Empuñó sus manos con fuerza y respiró, tranquilizándose un poco.

Si le hacía daño podía meterse en muchos problemas, y eso podría afectar su "cortejo" con Kuroko, y obviamente no quería eso. Resignado, pateó el tronco del árbol y lanzando mil y un maldiciones, se marchó del lugar.

-...Tranquilo, Aomine-Kun...—Dijo el peli-celeste, al tenerlo junto a ellos, mejor dicho, junto a Ryo.

-...¡¿Cómo pueden estar tan tranquilos con eso haciendo estragos por ahí?! —Señaló el árbol en el que Takao descansaba.

-...Es su naturaleza...—Mencionó Ryo.

-...No podemos borrar lo que es, Aomine...—Habló Kasamatsu—...Él es Loki, y Loki es así...

-...¡Pero...! ¡Pero...! ¡Es muy molesto! —Una vena había comenzado a hincharse en su frente.

-...Es que es especial...—Sonrió el albino-castaño.

Takao sintió algo extraño en su pecho al oír que Ryo decía que era especial

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Takao sintió algo extraño en su pecho al oír que Ryo decía que era especial. Suspiró levemente y cerró los ojos ¿Realmente era especial?

-...Papá...Te extraño...—Susurró.

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-...¡Ahí viene! ¡Corran! —Exclamaba un infante, huyendo de aquel pelinegro.

-...¡No importa donde vayan! ¡Siempre los voy a encontrar! —En sus manos llevaba varias bolas de nieve, las cuales lanzaba a diestra y siniestra, sobre todo aquel que pasara a su lado.

Todo era perfecto. Al menos por esos minutos. Ni siquiera supo como, de un momento para el otro, todo había cambiado. Las llamas cansumían todo a su paso, incluida su casa, en donde su padre, madre y hermana se encontraban.

Lloró.

Lloró como nunca.

Dió unos pasos hacia atrás y cuando menos se lo esperó, estaba totalmente rodeado de llamas. El pánico se apoderó de su pequeño cuerpo ¿Así iba a terminar todo? ¿Moriría ahí? Sin embargo, las llamas no se acercaron más de lo debido, es más, parecían mantener su distancia de él.

Era extraño, pero a la vez le causaba terror.

Sus piernas temblaban, pero aún así dió un paso y jadeó sorprendido al notar que las llamas le abrían paso. Tragó saliva y reunió toda la fuerza que le quedaba a su pequeño cuerpo, para así caminar entre las llamas hasta salir del pueblo cubierto por el fuego.

Kamigami No BasketDonde viven las historias. Descúbrelo ahora