El pasado de Poseidón

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Los tres nórdicos le miraron con dulzura, o al menos Takao y Ryo lo hicieron. Y mientras Mayuzumi contaba más de sus anécdotas, Kuroko recordaba.

Recordaba el pasado.

Su infancia con Chihiro no había sido como la de los hermanos nórdicos. Él creció separado de su hermano mayor y aunque la estrella de ambos decidió un rumbo diferente para el albino, en el corazón de Kuroko seguía siendo él quién reinaba.

No importaba si estaba emparejado o no.

-...Si nosotros hubiéramos crecido juntos...—Entrecerró sus ojos y negó. Poseidón era su maestro, era su padre. Nunca podría olvidar el tiempo que pasó con el que fué el rey del mar.

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El mar, uno de los pocos lugares tranquilos en todo el mundo. Poseidón, su gobernante, era un hombre de ya sus buenos milenios al mando. Con su larga cabellera celeste, sus ojos azules, su porte varonil, todo en el hombre lo hacía el digno al trono.

Y en sus manos. En sus manos llevaba un bebé. Muchos se sorprendieron al verle, el pequeño tenía tan poca presencia que nadie lo notaba.

El bebé estaba tranquilo, chupaba su dedito de una manera tan linda que lo hacía ver más hermoso de lo que ya era. Su poco pelo celeste, su gordito y sonrojado rostro, y aquellas hermosas gemas que tenía por ojos.

El aire de muchos se cortó al ver semejantes ojos. Tan preciosos.

-...Lo he salvado de sabor...—Comentó el Dios ante su rubio hermano mayor, quién jugaba con su hijo de ya varios milenios de edad.

-...¿No se supone que deberías controlar mejor a tú mascota? —Preguntó sin dejar de jugar con el pequeño bebé rubio.

-...Eso intento, pero ya sabes como es el Leviatán...—Suspiró con una gota de sudor en su frente—...Siempre fué así de rebelde.

-...¿Y? ¿Qué piensas hacer con él? —Preguntó Zeus mientras volteaba a verlo.

-...Creo que lo haré mi sucesor...—Comentó mientras el bebé le veía y reía levemente—...Él parece estar de acuerdo...—Le sonrió.

-...Papi...Papi...—El pequeño rubio le habría los bracitos al marino.

-...No Nash, ya te dije que yo soy tu papi...—Suspiró el rubio—...¿Bajo que estrella nació? —Preguntó mientras lanzaba a su hijo al aire, en constantes atrapadas.

-...Bajo la luz de Teiko...—Zeus se detuvo y por suerte atrapó al menor que solo rió ante el juego.

-...¿Otro más? —Zeus acarició su entrecejo—...¿Cuántos van? ¿Siete?

-...Seis, Zeus-Sama...—Comentó Hermes quién traía consigo a un niño de cabellos platinados.

-...Hola Chihiro...—Saludó el rubio al niño quién solo le sonrió y luego pasó a ver al marino a quién también le sonrió.

-...Chihiro ya no pertenece a la estrella de Teiko...—Continuó Hermes—...Su brillo fué traspasado, fugazmente, a la estrella Rakuzan.

-...¿Piensas conservarlo como sucesor? —Preguntó el rubio con una ceja enarcada. Hermes asintió en respuesta.

-...¿Cómo se llamará? —Preguntó Athena mientras se acercaba al bebé con dulzura.

-...Tetsuya...—Murmuró con una sonrisa el marino—...Kuroko Tetsuya será su nombre...—Al ver el rostro lleno de amor de la mujer a su lado, permitió que le cargara un momento.

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