Un largo suspiro brotó de sus labios mientras sus piernas se movían, libres, a la orilla de aquel acantilado. Sonreía bobamente mirando el cielo que ahora parecía ser más hermoso que siempre.
En su mente solo se encontraba aquella mujer que pronto podría llamar su esposa.
A lo lejos, su Dios hermano lo miraba con seriedad, tratando de mantenerse ahí y no ir junto a él.
-...Si quieres hablar, deberías acercártele...—El chico de cabellos negros dió un respingo en su lugar e hizo una reverencia frente a él—...Buenos días, Tsukito-Kun.
-...Buda-Sama, buenos días...—Le devolvió el saludo de forma amable.
-...Con respecto a Susanoo-Kun...—Volteó a ver al chico pelinegro que miraba el cielo.
-...Es demasiado joven para asumir su posición como Dios...—Hizo una leve mueca, mirándolo también—...Su mente se pierde con facilidad.
-...El amor hace que todo tenga una perspectiva más dulce...—Rió el castaño—...Al comprometerse con mi hija, el amor lo golpeó con fuerza e hizo que se pusiera así, es algo normal.
-...Sí, normal...—Rodó los ojos.
-...¿Es que acaso no te has enamorado alguna vez, Tsukito-Kun? —Enarcó una ceja y sonrió levemente al ver el fuerte sonrojo que apareció en las mejillas ajenas—...Tomaré eso como una respuesta positiva...—Rió y siguió su camino.
Taisuke bajó la mirada, desviando la mirada al recordar aquella persona que aún rondaba en su corazón. Aquel a quien aún no lograba olvidar. Sus rubios cabellos aún ondeaban en sus pensamientos, persiguiéndolo hasta en sus sueños.
Suspiró y se alejó del lugar en donde yacía el señor marino de su territorio. Quizás no tuvieron la mejor separación de todas, pero los años debieron ayudarlo, cosa que no funcionó. Seguía extrañándolo, seguía amándolo. Una mano en su pecho y una mueca, podían demostrar el dolor que le causaba recordar.
Aquello era muestra del que el destino no era bueno y siempre te lastimaba, llevándose aquello que uno más quiere.
-...Kiyoshi...—Murmuró y detuvo su andar. Cada letra era una delicia en sus labios. La brisa que movió su pelo levemente, le hizo salir de sus pensamientos y enfocarse en donde se hallaba—...Rayos, me volví a perder...—Suspiró pesadamente.
Barrió su mirada por todo el lugar. era un gran jardín con flores de variadas escencias y colores, incluso tenía un pequeño lago con cascada incluída, en donde una persona se encontraba, al parecer, meditando. Se acercó lentamente y con sigilo, tratando de ver de quién se trataba.
-...Estás muy lejos del lugar en donde debes estar, Otsubo Taisuke...—Habló, sorprendiéndolo—...Incluso aquello que te mantiene vivo, se encuentra lejos de aquí.
-...Saraswati...—Murmuró sorprendido—...¿Qué haces aquí? Deberías estar en tu territorio...—Enarcó una ceja y se arrodilló en el verde césped que rodeaba el lago.
-...Hay veces que salir de viaje para aclarar la mente, es bueno...—Murmuró y salió de la cascada, sobre lo que parecía ser una flor de loto, haciendo que su largo cabello azul se esponjara al contacto de la brisa.
-...No entiendo...—Suspiró—...Hijirikawa-Kun ¿Cómo pudiste conformarte con la vida que llevas ahora, después de haber perdido la que llevabas antes? —Le miró con confusión.
-...Es doloroso en un principio, lo es...—Asintió—...Pero el tiempo ayuda a que poco a poco se desvanezca...—Extendió una mano al pelinegro, quien la tomó y lo ayudó a levantarse—...Ser mortal nos marca, pero ser Dios nos da el poder para ayudar a nuestros conocidos mortales...—Sonrió levemente.
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Kamigami No Basket
FanfictionDioses griegos, Dioses Nórdicos y Dioses Egipcios se reúnen en el olimpo para acudir a una importante reunión en el que Zeus es el anfitrión. Dioses entre Dioses llaman a al amor Cúpido tendrá mucho trabajo Sucesores que pasan a ser Dioses y amores...