-EXPLICAMELO OTRA VEZ, ¿ME ESTAS DICIENDO QUE VISTE UNA ESPECIE DE HUMO SALIR DE TI, QUE ESTE TE LLEVO AL CAPITAN Y LUEGO VISTE UN HILO DE LUZ QUE TE CONECTÓ A TODO SER VIVO EXISTENTE?- Oniria jamás había visto a Kyria tan nerviosa, iba de un lado a otro de su casa, a donde la había llevado Yanati, y no paraba de preguntarle lo mismo a Oniria una y otra vez, como si no se lo terminase de creer, sin embargo, al quinto de sus gritos unos portazos parecieron sacarla de aquel trance de locura pero Oniria no se esperaba a quienes estaban al otro lado de la puerta o más bien no eran a los que más les apetecía ver en aquel momento.
-Sabía que estarías aquí, dame una explicación ahora mismo- era Kerem, seguido de Anuk y mágicamente había borrado de su cara toda la tristeza y desesperación con la que ambos habían conversado aquella mañana ahora era, de nuevo, el capitán de siempre, el que lo quería todo perfecto y por una parte Oniria se alegró, no podría mirar a los ojos al verdadero Kerem.
-NO, primero me la dará a mí, lo que ha hecho...DIOSES, LO QUE HA HECHO NO ES HUMANO.
-Pero eso ya lo sabíamos, soy una bruja- intentó hablar Oniria por encima de los gritos de la poderosa bruja.
-NO, no lo entiendes, una bruja normal no puede hacer lo que has hecho tú, podemos percibirlo, pero no verlo.
- ¿De qué narices hablas Kyria? - le preguntó entonces Kerem confuso
-Llevo preguntándome lo mismo una hora- le respondió Oniria incapaz de mirarle a los ojos por más de dos segundos.
-Respira bruja y explícate de una vez, no conseguirás nada con esos gritos- habló entonces Anuk, ninguno lo había visto jamás dirigirse a la bruja con tanta calma y seguridad, siempre le había tenido cierto miedo y respeto y sus conversaciones eran mínimas, sin embargo, allí estaba, calmándola como si nada.
Extrañamente consiguió calmarla y tras respirar unos segundos y mirar a Oniria a los ojos, seria, comenzó a hablar.
-Ese hilo de luz que viste...es...lo que nos une a todos, es la energía misma, no la magia de una bruja, si no la vida, la madre naturaleza, el ser mismo de la reina de los dioses que al crearnos usó una parte de ella para mantenernos unidos a su esencia, siendo todos uno y a la vez cada uno una parte de ella, tu viste algo invisible para ojos normales, solo aquellos vinculados a los dioses, al mundo de los dioses, puede ver esa conexión...sabía que eras más que una bruja el día que salió de ti ese poder, no era normal, esa luz, esa energía... tan parecida a la conexión vital...
-Pero... ¿entonces que se supone que soy?, si nadie más que los dioses o los cercanos a ellos pueden verlo...- de repente la casa entera se sumió en un profundo silencio, todos la miraban buscando una respuesta lógica.
-Debes pertenecer al mundo Onírico, por eso entraste con tanta facilidad pero...no sé de qué forma...no sé qué clase de criatura puedes ser Oniria...yo...no lo sé- pero Oniria no quiso escuchar nada más y salió de allí como una bala, ¿Qué era eso de que, de alguna forma, pertenecía al mundo onírico, desde cuándo?, había nacido en la tierra, jamás le había ocurrido nada celestial, solo había descubierto que tenía poderes, que era una bruja, algo más poderosa de lo habitual pero una bruja, sin embargo, ahora todo se desmoronaba, si creía saber poco de sí misma, ahora sabía menos y eso solo le estaba provocando un nudo tan grande en la garganta que el respirar se le estaba haciendo un infierno, ¿Quién era ella si ni si quiera pertenecía al mundo que la había visto creer?, ¿de dónde había salido?
Oniria huyo, pero no muy lejos de allí, solo logró llegar a la zona de entrenamiento que Kyria usaba con Yanati y ella, apenas a unos kilómetros de la casa de la bruja pues entonces se derrumbó en el centro de la arena, sus pulmones no podían más y sentía que se desvanecía, de repente sintió una mano sobre su hombro y logró entrever a Yanati seguida de Kerem entre sus lágrimas.
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Oniria
FantasyAbandonada Perdida Encontrada Así empieza, continúa y termina esta historia.