CAPITULO 40

14 2 1
                                    

Había pasado una semana desde que Dannato se había llevado a Oniria, era de noche, una un tanto oscura debido a las nubes que tapaban las estrellas y la luna nueva, invisible en aquel momento, cuando desde el mástil del barco, lupus Ignis, se dio la voz de alarma

Kerem estaba en aquel momento tocando aquella guitarra que su padre le regaló y que hizo levantarse a Oniria en más de una ocasión, atraída por la extraña melodía que tocaba, ahora Kerem sabía que lo que su padre le había contado sobre aquella guitarra era cierto.

"cualquier nota que salga de esta guitarra reflejara tus sentimientos, es peligroso pero nadie más que tú lo sabrá y nadie más, excepto quien te entienda podrá escucharla de la misma forma, el resto solo oirán una melodía más pero aquella persona que te mire realmente será quien entienda la música, a mí, por desgracia, nunca me ocurrió, la gente aplaudía al final de mis canciones y nada más, pero espero que, algún día, alguien no aplauda tu canción, si no que se siente a tu lado y te pregunte que narices ha sido eso"

Justo como Oniria había hecho años atrás, cuando en mitad de la noche, tocando, de repente, aquella chica, flaca, asustada pero dispuesta a matar a cualquier pirata de su barco, había salido de la cama en busca de aquella melodía y le había preguntado por la canción, lo había mirado algo triste, como si las notas hubieran atravesado su corazón y fue desde aquel momento que, por mucho desprecio que sintiese por aquella chica, la única que había sido capaz de traer de vuelta a Anuk, iba a ser alguien que dejase marca en su vida, de una forma u otra.

Cuando se anunció tierra a la vista, Kerem creyó no entenderlo bien, aún quedaban horas para llegar a la próxima isla, en el mapa no había nada más cerca, por lo que dejó la guitarra molesto y se dirigió a la proa del barco para verlo con sus propios ojos, sin embrago, el pirata del mástil, Rorir, uno de los mellizos, ya recuperado de la batalla, tenía razón, allí frente a ellos, se encontraba una isla, era pequeña, pero densa, casi como si de una selva flotante se tratase, y de su interior parecía salir un pequeño rayo de luz, proveniente de un fuego o cualquier iluminación.

- ¡Todos preparados para cualquier cosa, no queremos más sorpresas, tengamos ojo con esa isla! – ordenó entonces Kerem, para entonces toda su tripulación estaba ya en pie y en cubierta, preparados para lo que fuera

Una vez todos estuvieron en sus puestos, Kerem ando con paso decidido hacia Kyria quien miraba aquella isla recelosa.

- ¿Tú también lo notas? – le preguntó serio, sin apartar la vista de la isla.

- Esa isla está ahí por una razón, no sé cuáles serán los motivos, pero no me inspira confianza, de ella brota una energía extraña y familiar para mí, capitán – le contesto está mirando la isla, que cada vez estaba más cerca, arrugando la frente, tal vez intentando recordar de que le sonaba aquella magia.

El barco se acercó lentamente y en sigilo, esperando cualquier cosa, pero todo estaba en calma, incluso algunas nubes se habían apartado dejando que la luz de las estrellas iluminase un poco la noche, pero justo entonces escucharon algo moverse en el agua, como si algo se hubiera tirado a esta.

- ¡HAY ALGUIEN EN LA ORILLA! – Gritó Tairon que estaba colgado de una de las cuerdas de la vela para observarlo todo mejor.

Pero a nadie le dio tiempo a reaccionar cuando una especie de serpientes salieron del agua asustando a toda la tripulación, ya que estos eran transparentes, como si fueran de agua y dejaban ver su interior, sus venas y sus órganos, no eran muy agradables a la vista ni tampoco lo fueron cuando entraron al barco y reptaron pro la cubierta con una rapidez casi imposible.

- ¡ATACAD! – Gritó Anuk a la vez que atacaba con su espada a una de aquellas serpientes de agua, sin resultado ya que fue como golpear al agua, nada sucedió, tampoco pudieron hacer nada cuando las serpientes se enrollaron alrededor del capitán apresándolo y luego se lo llevaron con ellas al agua.

OniriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora