Durante los dos días siguientes no hicieron más que seguir aquella rutina de desayunos rebosantes, mañanas de paseos y noches de cenas elegantes, lo cierto era que todos los piratas ya estaban un poco hartos, Oniria lo notaba en sus miradas y los comprendía, al fin y al cabo llevaban toda la vida surcando el mar, atracando barcos y luchando contra todo tipo de seres, oír hablar durante horas a hombres bigotudos y enjoyados sobre sus distintas empresas solo los machacaba más y más cada día pero debían aguantar, ya habían confirmado que en aquel palacio no había nadie de la tripulación de Dannato por lo que debían esperar a la gran fiesta en palacio, allí sabían que descubrirían mucho más, solo tenían que esperar y estar atentos.
-Yo llevaré una máscara dorada de plumas brillantes que mi padre em regaló de uno de sus viajes – les explicaba Bria en la mañana del día de antes de la fiesta, la cual, al parecer, era una fiesta de máscaras, eso era tanto una ventaja para ellos, ya que sería más difícil reconocerlos, pero también una desventaja a la hora de buscar caras conocidas - ¿Cómo es tu mascara Lis? – se dirigió esta entonces a Oniria sacándola de sus pensamientos.
- Oh, yo...tengo una máscara roja, a juego con mi vestido – contestó esta con rapidez dándole poca importancia, la única que realmente parecía emocionada con la fiesta era Bria, el resto parecía darles igual y por eso cada vez le caían mejor aquellas chicas y cada vez sentía punzadas más fuertes en su pecho por aquel sentimiento estúpido, por ello, aquella tarde decidió evitarlas, quería mentalizarse para la misión que, por fin, comenzaría al día siguiente en la fiesta y también porque pasar más tiempo con aquellas chicas, viviendo una farsa en la que, ahora Oniria lo sabía con seguridad, no le habría importado vivir, estaba siendo demasiado para ella, comenzaba a echar de menos a su familia y a veces incluso se arrepentía de haberse marchado aunque pronto se olvidaba cuando recordaba a las personas con las que estaba ahora, su vida estaba bien, ignorando el hecho de que un ser milenario y un pirata loco la querían muerta para robarle unos poderes que ni ella misma comprendía con exactitud, en aquella nueva vida había hecho una amiga de verdad por primera vez, había conseguido una persona de verdadera confianza como Anuk, había conocido a la bruja más sabia del mundo y había conocido el amor, Kerem era como su faro cuando más perdida se sentía y aunque no estaba del todo segura de que pudiera salir viva de aquella misión no borraba su esperanza debido a las últimas palabras que Kerem le había dedicado antes de marcharse, este le había prometido unir sus vidas por siempre, casarse y, aunque hace unos años Oniria hubiera salido huyendo de ahí, ahora de veras lo quería.Al estar tan sumida en sus pensamientos cuando paseaba por el enorme jardín de aquel palacio que estaba justo por encima del mar, por lo que podía escuchar sus olas chocar con las rocas de más abajo y las gaviotas sobrevolándola, no vio venir al chico que había frente a ella por lo que chocaron de forma muy ruidosa provocando que el resto de personas que paseaban por allí se giraran para ver que había ocurrido, algunos, las damas más ancianas, miraron a Oniria, tirada en el suelo, con desaprobación y a Oniria le recordaron a su madre cada vez que hacía algo que ella no quisiera pero las ignoró completamente al ver el rostro del chico que le tendía la mano para ayudarla a levantarse del suelo.
- ¿Está bien señorita? – preguntó este, lo cierto era que el vestido de aquella tarde tenía unas cuantas de capas así que había servido de cojín por lo que Oniria asintió, pero cuando vio aquellos ojos azules, lo más claros que había visto nunca se quedó en shock, ni si quiera fue capaz de coger su mano por lo que el chico la miró extrañado al principio, pero cuando atisbó aquellos ojos verdes pareció despertar de un sueño.
- ¿Oniria? – no lo había reconocido al principio ya que había cortado su pelo rubio, ahora lo llevaba aún más corto pero aquellos ojos tan azules y aquella sonrisa, tan parecida a la de un niño eran inconfundibles.
- Olatz... - dijo esta casi en un susurro.
La última vez que se habían visto a Oniria la secuestraban unos piratas y a él le habían dado un fuerte golpe para que no molestase más, ¿Cómo se habría quedado este al no haber podido hacer nada más?, después de aquello, Oniria había pensado en el solo al principio, lo cierto era que le había gustado mucho pero también sabía que aquello no duraría eternamente ya que a Oniria le recordaba demasiado a su anterior vida.
Este la levantó con rapidez del suelo y entonces la cogió de ambas manos, parecía que estuviera viendo a un fantasma y en parte era así, tal vez pensase que la habían matado, pero, sin duda, no esperaba encontrársela en la isla de los reyes llevando ropas elegantes y paseando sin más.
- Dios mío Oniria, estás bien, yo...aquellos piratas... no pude hacer nada y yo pensaba que te habían hecho lo peor imaginable, pero...dios, ¿Qué haces aquí? – el chico aún se estaba recomponiendo después de comprobar que se trataba de Oniria, sin embargo, esta estaba empezando a asustarse, aquel chico la estaba llamando pro su nombre, su nombre real, pero ella tenía que seguir con su farsa, había una misión en marcha y no podía estropearse por recuerdos del pasado, bastantes incordiaban ya a Oniria.
- ¿Por qué...no damos un paseo? Y te lo explico todo – le dijo Oniria entonces, tenía que arreglar aquel inconveniente cuanto antes, además, se alegraba de ver al chico pese a todo, había sido como su primer amor, al fin y al cabo.
Una vez lo más alejados posible de todo, en un camino de piedra muy cercano al mar, ambos comenzaron a hablar, esta vez algo más calmados.
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Oniria
FantasyAbandonada Perdida Encontrada Así empieza, continúa y termina esta historia.