El día de la tan esperada fiesta fue una completa locura, las criadas estaban como locas, iban de arriba abajo cumpliendo los deseos de cada una de las damas, ya fuera algo de comer, más maquillaje, un arreglo del vestido a última hora o un tercer baño.
A Oniria todo aquello le recordaba a los días previos a un acto social, su hermana mayor se volvía loca, no le gustaba ninguno de sus vestidos y siempre terminaba volviéndolos locos a todos, sin embargo, Oniria solo quería acabar con toda aquella farsa, quería que la vistieran rápido y poder asistir al palacio principal para, de una vez, acabar con aquella misión.
Por desgracia la preparación no fue rápida, aquellas criadas le habían cogido especial cariño lo que implicaba que quisieran que estuviera realmente radiante, no iban a dejar ni un solo cabo suelto y Oniria tampoco quería ser desagradable así que se dejó hacer y, aunque la tarde comenzaba a caer, cuando se vio en el espejo se quedó sin aliento.
-Señorita, si me permite decirlo, está usted increíble, no dudo que todas las miradas se dirigirán a usted esta noche – lo que era un problema, se supone que debía pasar desapercibida y con aquel aspecto no podría, sin embargo, no podía dejar de mirarse en el espejo, brillaba por sí misma, se sentía extrañamente poderosa.
- Señorita, incluso sus ojos brillan – y era cierto, pero no como aquella criada pensaba, los ojos verdes de Oniria habían comenzado a brillar de forma intensa y extraña al sentirse así y tuvo que pestañear un par de veces para que aquel brillo desapareciese.
- Muchas gracias por todo, habéis sido muy amables conmigo – ante toda respuesta las criadas agacharon la cabeza y sonrieron complacidas, justo entonces llamaron a la puerta, se trataba de Tairon quien debía ir por ella e ir juntos a la fiesta.
Al entrar este también se quedó sin habla, pero Oniria le obligó a reaccionar pues tenían muchas cosas que hacer.
Una vez en el exterior se encontró con el resto de chicas y comenzaron a admirar los vestidos de cada una
Bria, llevaba su mascara dorada de plumas de las que tantas veces había hablado y del mismo color, un hermoso vestido de muchas capas y de satén, era como el mismo sol y junto a su melena rubia recogida, iba hermosa, Cliria había optado por un vestido verde esmeralda de tul, cuyas mangas eran casi transparentes pero en los puños de las mismas habían puesto mil y un pétalos de un tono rosado casi blanco, al igual que las pequeñas flores que rodeaban toda la parte del pecho con cuello en uve, a juego con este llevaba una máscara hermosa del mismo color de la cual salían ramas finas que acababan en pétalos rosados, casi parecían mil pestañas, y por ultimo Zora llevaba un vestido negro increíble, la falda era casi transparente y solo se oscurecía allí donde no se estaba permitido mirar pero en esta habían cosido absolutamente todas las constelaciones conocidas con hilo dorado, las mangas eran igual de transparentes y los puños eran abiertos y con adornos dorados al final y llevaba a juego una máscara con forma de luna increíblemente conseguida, lo cierto era que si ninguna conseguía esposo aquella noche sería porque los hombres del lugar eran imbéciles.
-Lis tienes que decirme de donde es ese vestido, dios mío, y tu mascara es hermosa – Oniria aún no se acostumbraba ni a aquel nombre ni a su deslumbrante vestido, era rojo y el cuello era cruzado dejando un hueco justo sobre su ombligo y dos en cada costado, luego la falda era de una tela de lo más ligera por lo que cuando Oniria andaba esta se zarandeaba hacia todos lados dándole cierto dramatismo a cada uno de sus pasos y luego estaba la máscara, lo cierto era que lo habían escogido las criadas asegurando que así sus ojos brillaban de una forma casi sobrenatural y aunque aquella palabra había hecho temblar a Oniria no se había podido negar a llevar aquella mascara de tonos amarillos y rojos tan brillante y de la que salían una especie de llamas por cada extremo, además, de la misma colgaban pequeños hilos brillantes que le tapaban mejor el rostro lo que ayudaba en su misión.
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Oniria
FantasyAbandonada Perdida Encontrada Así empieza, continúa y termina esta historia.