Todo el mundo se dió cuenta del cambio de Oniria, no solo había cambiado sus vestidos por camisas y pantalones, también algo dentro de ella había cambiado, su sonrisa apenas aparecía ya, ahora sus labios permanecían siempre rectos sin expresar nada, ya no era aquella chica que saltaba por el jardín, claro que de vez en cuando sucumbía a los deseos de su hermano pequeño y jugaba con el a la pelota pero ya no era igual.
paseaba por el jardín o el bosque siempre seria, mirando a la nada, como si algo rondáse siempre por su cabeza pero pese a parecer perdida solo era necesario observarla durante unos segundos para darte cuenta de que siempre estaba atenta, sus ojos iban de un lado a otro vigilando su alrededor, sin duda por la horrible pesadilla que había tenido que vivir.
No era necesario preguntar porqué y cuándo se había transformado, todos habían sido conocedores de aquel altercado nocturno, y aunque nadie había apoyado a aquellos enfermos, jamás volvieron a mirar igual a Oníria.Antes la miraban con curiosidad, preguntándose de dónde habría sacado aquellos brillantes ojos verdes, ahora la miraban con pena haciéndola sentir desgraciada, además nuevos rumores habían salido a la luz, nadie había estado aquello noche excepto aquellos hombres y ella pero todos hablaban como si lo hubieran presenciado, cada uno lo relataba de forma distinta pero esta siempre era más horrible que la anterior, por suerte Oniria estaba bastante acostumbrada a los rumores, había aprendido a ignorar, en todo lo posible, aquellos ojos fijos en ella aunque seguía odiándolo, además ya casi no bajaba al pueblo, incluso las primeras semanas después de aquella terrorífica noche no había salido de su habitación, su familia solo la había visto a las horas de comer. Solía quedarse en su cuarto o sentarse en el jardín, incluso a veces iba al bosque pero siempre estaba haciendo lo mismo, leía todas las leyendas de aquel libro regalado, que no eran pocas.
No había vuelto a ver a Kudu y eso le apenaba, probablemente era la única persona con la que de verdad quería hablar, pero no podía ser, un día cuando al fin había decidido salir de casa y bajar al pueblo, la primera vez desde aquella noche, el barco de Kudu ya no estaba, era obvio, los mercaderes no permanecían más de tres días en un mismo pueblo, debían buscar más sitios donde vender. Aquello sentó tremendamente mal a Oníria, ¿y si la había estado esperando?, ¿Y si pensaba que no quería hablar más con el?, O tal vez se había enterado de lo que le había pasado y había entendido que ella no quisiera bajar al pueblo, de una u otra forma Oniria se sintió culpable por no haber cumplido su promesa de visitarlo.
Como lo único que le quedaba de él era aquel libro solía leerlo con verdaderas ganas como si leyendo aquellas leyendas pudiera escuchar a Kudu hablándole de ellas. Eran leyendas fantásticas en las yaque aparecían toda clase de seres y lugares, entre esos seres Oniria descubrió a una especia de deidades a las que los piratas alababan como su madre le rezaba a Dios, pero había muchas diferencias, estás deidades estaban relacionadas con la naturaleza, cada uno poseía ciertos poderes en relación con su naturaleza, conforme Oniria leía descubrió que había una en especial, que era algo más importante que el resto, su naturaleza era el agua y los piratas le tenían especial respeto pues de ella dependía el estado del mar, en general todos los piratas tenían ciertos ritos para mantener contentos a sus deidades pero no solo estaban ellos, aparecían casi siempre, seres magníficos, siempre hablaban de los dragones como otros dioses, había dragones que nadaban por las profundidades del mar y atacaban a los piratas, dragones escondidos en las montañas, dragones que se confundían con los árboles de bosques y selvas etc, a Oníria esto le recordaba a unos textos antiguos de historia de su madre donde hablaban de una antigua civilización que creía en muchos dioses y criaturas mitológicas y obviamente no lo creía, esa antigua civilización simplemente había intentado darle un sentido a todo lo que le rodeaba debido a su falta de conocimiento, lo que pensaba, que habian hecho los piratas también. Aún así a Oníria le encantaban aquellas leyendas, era lo única que le hacía soñar en algo lejano a aquella isla, le abría la mente y se daba cuenta de lo pequeño que se le estaba haciendo su mundo ya que aunque muchas leyendas parecían inventadas, también había muchas otras dónde hablaba de sitios que parecían reales, sitios inimaginables y realmente grandes en comparación con aquel pueblo de pescadores, era entonces cuando Oniria sentía que se ahogaba, cuando leía y descubría el mundo desde el jardín de su casa.Las cosas habían cambiado más y más desde entonces, aún no había pasado ni un año desde aquello pero ya casi todo el mundo lo había olvidado, excepto Oniria, que parecía que se le hubiese grabado en la cabeza y no hubiera forma de sacarlo, por ello se había vuelto bastante distante, silenciosa y discreta, nadie sabía dónde estaba a menos que ella quisiera que lo supieran y la verdad, no estaba mal pero un día su padre la encontró y no venía con buenas noticias.
Oniria había ido al bosque, lugar que se había vuelto casi sagrado para ella, le daba paz y era el mejor lugar para leer, por ello cuando vio a su padre allí no le hizo ninguna gracia. Al principio todo fue tranquilo, Oniria leía como si nada y su padre se sentó a su lado sin importarle que su costosa ropa se manchara, la miraba como siempre, con esa tranquilidad propia de un hombre de negocios pero Oniria pudo dislumbrar un matiz de preocupación en sus ojos y no le gustó.
-¿Que pasa padre? -Le preguntó algo tensa levantando la vista del libro
-Nada cariño, es solo que... Has cambiado tanto en tan poco pero... Siempre has sido tan extraordinaria que... Estoy orgulloso de ti -Jamas había oído esas palabras saliendo de la boca de su padre y tuvo la sensación de que no presagiaban nada bueno pese a que le gustara que se lo dijera.
-Gracias padre -Fue su única respuesta.
-Y ya casi vas a cumplir los veinte -Siguió su padre tras una pausa.
Aquella frase por alguna extraña razón, habían puesto a Oníria en alerta.
-Asi es, solo quedan unos meses.
-Y bueno cariño, las chicas de tu estatus a cierta edad, bueno, como tú hermana mayor... Se casan -aquello fue tan repentino que Oniria al principio creyó no haber escuchado bien a su padre.
-¿Que? -Fue lo único que logró decir.
-A tu hermana...ya le habíamos elegido un digno esposo y ahora son bastante felices, tu...también tienes un esposo ya.
Oniria se levantó como un resorte.
-¡No padre, no! -Protestó Oniria.
-Sabia que protestarias pero tú esposo ya está elegido, es Soren, el hijo de los Walarer, tiene un año menos que tú pero posee muchos estudios, también sabe usar la espada casi de forma prodigiosa, es perfecto.
-Nada es perfecto -Dijo Oniria en un susurro inaudible para su padre.
-No puedes quedarte toda tu vida en el bosque leyendo ese sucio libro -Era una gran tentación para Oniria pero hasta ella sabía que que eso era imposible y que algún día alguien la sacaría de ahí, pero no esperaba que fuera su padre el que la sacará de allí y de esa forma.
Su padre esperó alguna otra respuesta pero tas un rato en silencio volvió a hablar.
-Asi que no se hable más, te casaras con Soren en primavera, ya está todo preparándose.
Estaban en pleno verano y aún quedaba mucho para la próxima primavera y Oniria no entendía porque tanta preparación pero eso era lo que menos la preocupaba.
Cuando su padre se marchó, lloró por primera vez desde aquella noche, casi había dejado de sentir, como si su corazón hubiera dejado de latir pero ella tuviera que seguir viviendo como un autómata, hasta aquel momento, que la vida le había golpeado en la cara recordándole que no podía quedarse para siempre allí sentada leyendo.
Fue como si despertara de un gran sueño sin sentido y de repente todo lo que no había sentido en todo aquel tiempo llegó a ella haciéndole llorar pero también le hizo abrir los ojos, se dió cuenta de que aquella ya no era su casa por mucho cariño que le tuviera, la isla le estaba empezando a asfixiar y su gente también y supo que debía marcharse.
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Oniria
FantezieAbandonada Perdida Encontrada Así empieza, continúa y termina esta historia.