Capítulo 23: "No decaeré"

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Un joven de cabello desordenado miraba con nostalgia parte del terreno que había adquirido y sobre el cual había dado inicio a su mayor sueño destruido.

Todo se hizo polvo, pensó Tsubasa, al tiempo que uno de sus amigos platicaba por celular junto a él.

Claro, comprendo, decía un joven de gorra.

¿Qué dice?, preguntaba un joven de rostro tierno, mientras otro esperaba atentamente la respuesta.

Como ya lo intuíamos, tomara algunos meses la limpieza del área afectada, además lo más probable es que esta zona sea considerada inhabitable, pues es una zona muy propensa a esta clase de eventos, es más me dijeron que como pude adquirir un inmueble en este lugar, decía Genzo.

Sin duda ese miserable estafador nos supo envolver con el terreno, acotaba Ryo.

Ya no tiene caso hablar de ese estafador, lo que nos robó, ya está perdido desde hace mucho, dijo Taro.

Cierto, y ahora esta nueva perdida, agregaba Genzo.

No se preocupen, yo me encargare de devolverles lo que invirtieron aquí, pronunció Tsubasa tratando de sonar calmado.

No amigo, como crees, aquí perdimos todos, decía Genzo, mientras los otros dos jóvenes asentían.

Además, aún tenemos las empresas que nos traspasaste, creo con ellas podemos apoyarnos para volver a emprender en este proyecto, eso sí habrá que buscar otro terreno, en una zona segura y que no sea tan extenso, pues ni juntando podremos adquirir un terreno tan grande, acotaba Taro.

Cierto, dijo Ryo, haciendo una pausa para agregar: Aunque ahora la prioridad son el pago de las hospitalizaciones y medicamentos de los trabajadores afectados.

Lo sé, para ello Narumí ya está gestionando el préstamo, dijo Tsubasa, haciendo una pausa para acotar: Yo me quedare unos días aquí, no me puedo ir hasta ver a nuestros empleados fuera de peligro, ustedes regresen a Tokio, y trabajen duro en sus empresas, vamos a necesitar de todas las entradas posibles de dinero para poder nuevamente emprender el sueño de "Divertilandia"

Tokio:

Un hombre de lentes oscuro y bigote platicaba por celular, mientras miraba la pantalla de su computador.

Que podemos hacer Kanda, los negocios son así, se gana o se pierde, decía con rabia el hombre.

Lo sé, la zona estará inhabitable por algunos meses, además me han sugerido que no construyamos en la misma, escucho.

¿Qué?, ¿por qué?, dijo el hombre.

Es una zona altamente volcánica, el terremoto, aunado al alud fue que dejo inhabitable todo, escucho.

Maldito infeliz estafador, y ni pensar que yo lo ayude para que no sea refundido en la cárcel, dijo el hombre de lentes.

Al menos no hemos perdido tanto dinero como Ozora, escucho.

Cierto, su terreno de él es mucho más grande, además su construcción estaba bastante avanzada, dijo el hombre de lentes.

Así es, además usted sabe el paradero de ese estafador y puede hacer que nos devuelva lo que nos cobró por un terreno que no brindaba garantías para nuestro proyecto, escucho.

Sí, eso haré Kanda, al menos a nosotros ese infeliz nos tendrá que devolver hasta el último yen que le pague, decía el hombre de lentes.

En tanto:

Una castaña al ver salir a su compañera de oficina tomo su celular, busco rápidamente en su agenda un número y lo marco.

Sanae, escucho.

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